La OEA no alcanza un consenso sobre el levantamiento de la suspensión a Cuba
Pese a ello, las delegaciones continuarán negociando, aunque ya no a nivel de cancilleres. El secretario de Estado adjunto de EEUU para Latinoamérica, Thomas Shannon, señaló a los periodistas se había "logrado mucho" en las negociaciones durante la jornada y que los países estaban a punto de alcanzar un acuerdo. "Desafortunadamente algunos de los países simplemente no querían aceptar algunos aspectos de la resolución acordada por la gran mayoría" de los Estados miembros de la OEA, agregó.
El responsable del Departamento de Estado para Latinoamérica, recalcó que "EEUU y muchos otros mostraron muy buena voluntad de seguir adelante" con el levantamiento de la suspensión, a la vez que rechazó que Washington quiera imponer condiciones a Cuba. "Nosotros no imponemos nada, por el contrario, trabajamos con textos presentados por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Habíamos formado un grupo de países que realmente tenían la intención de avanzar, de levantar la suspensión y establecer un camino hacia el futuro para que la OEA pudiera reincorporar a Cuba basado a sus principios" democráticos, explicó.
Endurecimiento de posturas
Fuentes diplomáticas indicaron que la postura de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) -entre ellos, Nicaragua, Venezuela y Honduras, que no aceptan que se imponga a Cuba condiciones- se había endurecido en las últimas horas.
La canciller hondureña, Patricia Rodas, manifestó a los periodistas que el levantamiento de la suspensión que excluyó a Cuba del Sistema Interamericano por su forma de organizar su sociedad y su economía y también su sistema político "debe ser incondicional".
Pesimismo
El pesimismo que sentían los cancilleres tras retirarse de las negociaciones fue expresado por el ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Celso Amorim, al señalar que "es necesario derogar la resolución, pero no hubo acuerdo sobre la modalidad de hacerlo ni en los términos que se deben utilizar".
A pesar de las divergencias políticas en torno a la forma y el fondo del levantamiento de la suspensión, los cancilleres consideran que han avanzado al menos en el aspecto de que es necesario derogar la resolución. "Creo que hubo un avance porque por lo menos hay hoy una conciencia de que la resolución del 62 es un cadáver insepulto que tiene que ser enterrado. Me gustaría hacer un entierro democrático sin grandes pompas. Pero no ha sido posible", señaló Amorim.