Película Zen

es una película Zen a la europea pero Zen oriental en todo caso. La ha hecho la realizadora alemana Doris Dörrie, la de Paraíso (1986) o Desnudos (2002).

Y es dos películas en una o dos películas que tienen un sutil hilo conductor en dos situaciones diferentes según se quiera. Una, la primera es la muerte de uno los miembros de la pareja. La otra es asumir la pérdida sin contar con los hijos que tienen una vida al margen de sus progenitores.

La primera parte es menos Zen y más una reflexión sobre los padres que viven despegados de sus hijos, al margen de ellos. Unos y los otros son completos desconocidos y además no quieren saber nada, ven que tienen un abismo en medio. Cada cual fue una vez una familia pero hace tiempo que se fueron para formar parte de otra unidad familiar.

Los afectos, los lazos de sangre, la necesidad de apoyarse mutuamente y todo lo demás que suele expresarse de un modo ideal no es algo real, en más bien un deseo. Y la muerte es la que pone las cosas en su sitio. Y es lo que cuenta y es lo que le interesa expresar. Una situación general, triste, real como la vida misma que habla de soledades.

La segunda parte es la del viaje del viudo al Japón. Es para hacer realidad del sueño de su mujer que al morir no pudo cumplirlo. Ella quiso viajar hasta allí para bailar el Butoh y no pudo, la muerte se lo impidió. Ahora le toca recrearlo.

El Butoh es la mezcla del la danza expresionista alemana con las danzas tradicionales japonesas que se ‘inventó’ en la época de los hippies. Y por eso es un baile Zen europeo a la oriental, hecho por Kazuo Ono al que se le hace un sentido homenaje.

Como su intención básica es describir cómo se es y cómo se deja de ser, la película busca describir nuestro devenir en el mundo desde que nacemos hasta que morimos. Por eso la danza, a los pies del monte Fuji busca esa estética narrativa para la puesta en escena.

La película, las dos películas que conforman este largometraje, tiene dos intenciones totalmente dispares. En la primera parte el discurso es alrededor de la muerte, verbalizado, diseccionando las relaciones familiares entre padres e hijos.

La segunda es un viaje a la muerte, la del otro, la de uno cuando pierde a su pareja. Todo es en un plano estético, todo es alrededor de la llegada de la primavera cuando los cerezos florecen (como aquí son los almendros) y los japoneses se lanzan a la calle a la celebración de una nueva estación del año, la de la existencia.

no es una buena película, si es una película interesante. Paradójicamente la más exótica de las partes es menos interesante, la primera, la muerte de la madre y de la esposa, es la más conmovedora.

( Kirschblüten-Hanami)

Directora y guión: Doris Dörrie

Fotografía: Hanno Lentz

Actores: Elmar Wepper, Hannelore Elsner, Aya Irizuki

2008, Alemania- Francia. VOS japonés, inglés y alemán