La confusión se ha instalado en la cúspide del golf coincidiendo con el Campeonato de la PGA, el último ‘Grande’ de la temporada que empieza mañana. Tiger Woods está irreconocible, incluso sin sitio aún para jugar la Ryder Cup, y el zurdo Phil Mickelson sigue negado para rematar un relevo que lleva tiempo en sazón.
Los estadounidenses comandan la lista mundial pero la actualidad es contradictoria y el pasado más cercano del ‘Grand Slam’ también: de los últimos ocho ‘majors’ disputados, desde el US PGA de 2008, sólo tres fueron ganados por golfistas norteamericanos (Lucas Glover, Stewart Cink y Mickelson). De Tiger Woods, ni rastro. Sigue embarrancado en los catorce títulos.
El golf, que experimentó un inusitado despegue gracias a la irrupción de Tiger, hace ya 13 años, padece hoy la crisis que atraviesa la megaestrella. Parece evidente que Tiger ha trasladado irremisiblemente sus problemas personales a su juego. La desorientación general es importante.
El último de los ‘Grandes’ del año no ha quedado al margen de este revuelo. El US PGA regresa desde mañana, jueves, al Straits Course de Whistling (Wisconsin), un campo caracterizado por sus 976 ‘bunkers’. Quizás en alguna de esas trampas quede enganchado el renqueante pero todavía número uno del planeta.
El Straits Course dispone, efectivamente, de 976 ‘bunkers’, aunque casi la mitad no afecten realmente al juego de estos profesionales.
Para explicar cómo es este recorrido baste con apuntar que el 8 es el hoyo con mayor número de trampas de arena (102) y que la más grande, que tiene hasta tentáculos (hoyo 5), cuenta con una longitud de 274 metros, que es el equivalente a dos campos y medio de fútbol.
Quede o no atrapado Tiger en este escenario casi lunático, que en parte recuerda a algunos de la costa irlandesa, sus últimos datos objetivos resultan impropios de un número uno mundial.
En el reciente Bridgestone Invitational, las cifras del californiano, de 34 años, fueron tristemente inéditas: cometió «bogey» o peor en 25 hoyos (el peor registro de su carrera en el PGA Tour) y concluyó las cuatro rondas con 18 golpes sobre el par (nunca lo había hecho como profesional).
Tiger, además, finalizó en el puesto número 78 (su peor resultado tras 72 hoyos) en un torneo que había ganado en siete de sus once intervenciones y con una vuelta final de 77 golpes (su peor remate como profesional).
Con estos argumentos, mundanos para una megaestrella, y tras más de dos años sin ganar un ‘Grande’, el rendimiento de Tiger ofrece pocas garantías para este último torneo de ‘Grand Slam’.
Mickelson, de 40 años, será el único que tendrá a su alcance desbancar a Tiger porque el inglés Lee Westwood, tercero del mundo y el más regular de la temporada, no podrá jugar por lesión.
Como telón de fondo para este insólito US PGA aparece la Ryder Cup. Gales reunirá del 1 al 3 de octubre a los mejores europeos y norteamericanos. Tiger está muy lejos de las plazas por puntos y Corey Pavin, el capitán, ya dijo que el líder mundial no tendría asegurada una invitación ‘per se’.
Por los europeos y en lo que concierne al golf español, los cuatro que participan en este último ‘Grande’ (García, Jiménez, Quirós y Fernández-Castaño) tienen una misión: atrapar puntos para evitar que la Ryder Cup 2010 quede sin representación nacional, lo que no se produce desde que este torneo se abriera en 1979 a todo el continente europeo.
Sólo Jiménez tiene un sitio momentáneo -aunque frágil por ser el noveno y último- para la cita bienal de Gales. A sólo mes y medio para el enfrentamiento Europa-EE.UU. en Newport el golf español se juega mucho en el Straits Course.
Sordos al eco de la Ryder Cup la participación suramericana se circunscribe nuevamente al colombiano Camilo Villegas y al argentino Ángel Cabrera. Y para compensar tanto desquicie entre los líderes mundiales del golf, el torneo empezará con dosis de morbo.
El coreano Y.E. Yang arrebató el año pasado el título de este torneo a Tiger, cuando éste era líder para la última ronda y nunca había perdido un ‘Grande’ en esa situación.
Yang quebró una racha imponente de Tiger. Ambos, más el fiyiano Vijay Singh, el último campeón del US PGA disputado en el Straits Course (2004), jugarán juntos las dos primeras jornadas.