El técnico del Real Madrid, José Mourinho, no duda en reconocerse, «de un modo muy pragmático» y por todo lo que ha ganado durante su carrera, «un gran entrenador», pero también quiso dejar claro que no quiere que se le considere por ello «un presumido», y asegura que de su profesión le encanta el momento del partido, tras el cual puede ser «héroe o villano».
«Hablar de ti no es fácil porque siempre corres el riesgo de los que demás crean que eres presumido, pero me puedo considerar, por lo que he conseguido, de un modo muy pragmático, un gran entrenador», confiesa Mourinho en una entrevista a ‘Audi Magazine’ que recoge Europa Press.
El luso recuerda que ha tenido «éxito en muchos países». «Creo que es más fácil trabajar fuera de tu país y tener la capacidad de adaptarte a diferentes culturas, objetivos y modos de vivir y pensar el fútbol», aclara.
Ahora, el de Setúbal cree que su «reto pendiente es pensar» que lo que ha ganado «nadie» se lo puede quitar, y de ahí que no sea dado a celebrar «mucho los títulos ni los momentos muy buenos para desear volver sentirlo». «Pienso que no merece la pena celebrarlo tanto porque lo vamos a volver a ganar», añade, poniendo como ejemplos la alegría de la afición interista cuando conquistó la ‘Champions’ con el Inter o cuando el año pasado ganó la Copa del Rey con el Real Madrid.
Así, resalta que este tipo de cosas le dan «más satisfacción y más motivación» que el decir que ha ganado tres ‘Champions’ o los numerosos títulos ligueros. «Estoy en un momento de madurez y soy menos egoísta en ese sentido. Prefiero ver disfrutar a otros y dar mi contribución a que otros puedan disfrutar», zanja al respecto.
Mourinho afirma que lo más le gusta de ser entrenador es «el partido». «El riesgo de entrar en un partido y saber que dentro de dos horas puedes ser héroe o villano. Si durante 15 días no tengo partido, me falta algo», asegura el portugués, que opina que el fútbol posee «una magia increíble». «La gente está enamorada del fútbol, es un fenómeno social e incluso diría socio-cultural absolutamente sorprendente», comenta.
Además, asegura que un deportista de elite es alguien que «ha nacido con algo que Dios le ha dado». «Para ser campeón hay que tener un talento especial, pero hay que gente que nace con él y que después no llega a lo más alto. Lo que marca la diferencia es el carácter, que está al servicio del talento. Respeto muchísimo a quienes han aprovechado su talento, pero quienes han perdido la posibilidad de tener una carrera de gran éxito son gente que no me interesa, a la que no admiro», asevera.
Por ello, está leyendo un libro sobre el tenista español Rafa Nadal, «que es un campeón». «Me interesa saber por qué razón este niño se ha transformado en un deportista de otro mundo», indica el preparador luso.
El técnico blanco, que se considera «tímido» y que piensa que «sin familia no hay vida», también habla de su vida familiar, mostrando su preocupación porque sus hijos «sean gente ‘top'», y sin querer presionar al mayor en su carrera futbolística. «No, que haga lo que quiera, sé que tiene talento pasión sin mirarle con ojos de padre. Mi padre fue jugador y entrenador y nunca me presionó para que fuera alguna de las dos cosas», advierte.
En este sentido, apunta que «para la familia es diferente» el estar cambiando de país. «Le cuesta a mi mujer y mis hijos, no a mí. Si tienes un campo de fútbol para entrenar, un balón y unos cuantos jugadores, da igual que estés aquí, en África o en Asia», subraya.
«Dentro de veinte años me veo en el tramo final de mi carrera, pienso terminar entre los 65 ó 70 años, y lo único que espero es estar orgulloso de mi carrera. El fútbol continuará siendo parte de mi vida hasta el día que me retire porque entonces habrá terminado para mí. No voy a ser de esas personas que dejan de jugar o entrenar, pero que no consiguen vivir tranquilos, sin criticar, comentar. El día que diga ‘Hoy es mi último partido como entrenador’ dejaré de ser parte de la familia del fútbol», sentencia Mourinho.