No se sabe si contagiado por el frío reinante en la pista o simplemente por la calidad de su rival, lo cierto es que a Nadal parece que le está costando este año más de lo previsto dar buena cuenta de rivales que, en teoría, no deberían hacerle sufrir. Martin Klizan le aguantó en pie demasiados minutos en un torneo en el que el minutaje puede pasar factura en las rondas finales.
El mallorquín empezó bien con su saque, e incluso metiendo presión al eslovaco con el suyo, pero todo comenzó a torcerse en el séptimo juego, en el que su rival logró el break. A partir de ahí, como el primer día, ya no pudo hacer nada para acabar cediendo la manga por 6-4. Eso sí, a diferencia del choque ante el alemán Brands, Rafa no quiso darle más emoción al partido y en el segundo set rompió por dos veces el saque de Klizan para situarse con un 4-0 que parecía definitivo. Aunque perdió uno de sus dos break, terminó imponiéndose por un claro 6-3.
En la tercera manga tampoco tuvo Nadal que esperar mucho para romper el servicio del eslovaco. En el tercer juego ya logró tomar una ventaja que tampoco perdería, pese a que Klizan tuvo a continuación dos bolas para romper el saque del español que éste solventó con calidad. Él sí aprovecharía la que se le presentó en el noveno, para volver a repetir otro 6-3 que parecía cimentar el triunfo final.
Así lo entendió el jugador eslovaco, que no pudo retener ninguno de sus dos primeros saques en la cuarta manga. A partir de ahí, Nadal se limitó a ver cómo llegaba el final, aunque esa dificultad para cerrar cualquier choque le hizo perder uno de sus servicios, pero ya con un claro 5-1 a favor. Aún así tuvo la oportunidad de acabar más pronto, con una bola de partido sobre el servicio de Klizan que no pudo solventar, pero se tuvo que conformar con haciéndolo al servicio para cerrar, una vez más, con un parcial de 6-3.
Nadal ya está en tercera ronda, donde deberá empezar a demostrar su potencial desde el principio para no hacer minutos de más.