El tenista español Rafa Nadal se clasificó este viernes para su novena final, quinta consecutiva, en el torneo de Roland Garros, segundo 'Grand Slam' de la temporada, tras fulminar al escocés Andy Murray en tres mangas para citarse con el serbio Novak Djokovic, con el que buscará su novena corona y defender su número uno mundial.
El balear y el de Belgrado fueron demoledores en sus respectivas semifinales y ambos confirmaron su favoritismo para disputarse todos los premios el domingo. Si bien 'Nole' tuvo que ceder una manga ante Ernest Gulbis para meterse en la final y optar a cerrar por fin el 'Grand Slam', el de Manacor no dio ninguna opción a un peligroso rival como el británico, arrollado en una hora y 40 minutos por un demoledor resultado (6-3, 6-2, 6-1).
Y es que el número uno del mundo se mostró inaccesible para el de Dunblane, que no encontró los argumentos ni la táctica, ni sus mejores golpes para inquietar, como hiciese a mediados del pasado mes en Roma, al español, casi siempre llevando la iniciativa y jugando muy cómodo en la Philippe Chatrier.
Nadal se planta en la gran final con una imagen de solidez que será puesta a prueba para, seguramente, el único rival que en la actualidad puede emular lo que hizo el sueco Robin Soderling hace cinco años. Con sólo un set cedido, ante David Ferrer en los cuartos, y 40 entregados, el ocho veces ganador tendrá que dar su mejor versión para mantener su reinado en el 'grande' de la arcilla roja.
Porque en las semifinales al pupilo de Toni Nadal no le hizo falta sacar su mejor tenis. Le bastó con su superioridad y el mal día que tuvo un Murray, quizás agotado tras los maratones contra Philippe Kohlschreiber y Gael Monfils y por el calor reinante, pero que no estuvo al nivel esperado. El español blindó su servicio y no dio ninguna opción al resto al escocés, incapaz de gozar de ninguna bola de 'break' y ni siquiera de presionar el saque de su rival, lo que le impidió tener una iniciativa real en todo el choque.
El actual campeón, advertido por la amenaza que era el escocés, salió muy centrado y fino y agresivo con su 'drive', auténtico quebradero de cabeza para el campeón olímpico, que fue acumulando error tras error y al que el servicio le flojeó. El español rompió pronto y supo administrar la ventaja sin problemas para hacerse con el primer set.
La esperada reacción del siete del mundo no apareció en el segundo parcial pese a que ganó su primer saque de forma contundente para ponerse por primera vez por delante (1-0). Pero el manacorí, dominador y desgastando a su rival, le volvió a romper en cuanto no tuvo continuidad y se llevó sin problemas ni excesivo desgaste la manga.
Era ya el principio del fin del escocés, ganador otra vez del primer juego, pero rendido ante un Nadal que ni siquiera halló nervios o problemas para cerrar el billete a su vigésima final de 'Grand Slam', segunda del año tras la de Australia.