El ciclista noruego Alexander Kristoff (Katusha) se ha impuesto al sprint por delante del australiano Heinrich Haussler (IAM Cycling) y el eslovaco Peter Sagan (Cannondale) en la decimoquinta etapa del Tour de Francia, disputada entre Tallard y Nimes sobre 222 kilómetros, en una jornada tras la que Vincenzo Nibali continúa como líder.
Esta fue la segunda victoria de etapa para Kristoff y el Katusha en este Tour, ya que el noruego se impuso también al sprint el pasado jueves en la llegada a Saint Etienne. Once son ya los triunfos del noruego, incluyendo la mítica Milan-San Remo, en una temporada redonda para este corredor de 27 años.
Fue un final de la etapa trepidante, que mostró la dureza y crueldad de este deporte. A falta de 500 metros daba la sensación de que Jack Bauer (Garmin) y Martin Elmiger (IAM) se disputarían el triunfo tras más de 220 kilómetros escapados, pero finalmente el gran grupo lanzado por los equipos de los velocistas, especialmente el Lotto y Katusha, les atrapó a falta de 25 metros.
Tras pasar la línea de meta Bauer se derrumbó y estuvo llorando varios minutos, no encontró consuelo ni en los ánimos de sus compañeros ni en los de sus rivales, pues se quedó a menos de tres segundos de su sueño de inscribir su nombre en el palmarés de la 'Grande Boucle'.
Y es que los dos corredores estuvieron en cabeza toda la etapa, nunca con ventajas de más de siete minutos, pero aguantando. Cuando a falta de 50 kilómetros la lluvia y el viento hicieron su aparición, en una etapa que se preveía de transición entre Alpes y Pirineos, los ciclistas que se encontraban en el pelotón decidieron no arriesgar para evitar caídas.
El asfalto mojado benefició a la pareja cabeza de carrera que mantuvo su diferencia entre uno y dos minutos hasta prácticamente 10 kilómetros para meta. Entonces las condiciones climatológicas mejoraron y Lotto, Katusha y Giant pusieron al grupo en fila de a uno.
Los primeros clasificados de la general y sus equipos estuvieron más exigidos de lo que se esperaba. Con las condiciones adversas todos quisieron estar arriba en el pelotón para evitar cortes, mientras el Astana demostró que es un buen equipo arropando a su incontestable líder, Nibali.
Los hombres de Vinokurov estuvieron en cabeza de carrera en todo momento y evitaron así cualquier contratiempo que pudiese afectar al jersey amarillo, que llegó rodeado del resto de candidatos al amarillo en los Campos Elíseos.
Este lunes el pelotón disfrutará de la segunda jornada de descanso en Carcassonne antes de afrontar el martes su primera toma de contacto con los Pirineos. Será en una etapa de 237 kilómetros con la subida al puerto de Balès, de categoría especial, como plato fuerte. Antes abandonará Nimes, cuyo alcalde anunció este domingo que la ciudad será la salida de la edición de 2017 de la Vuelta a España, la primera vez que lo hará desde Francia.