Andy Murray siempre despertó algunas simpatías en la afición española porque pasó mucho tiempo entrenando en la península. De hecho, Alex Corretja fue su entrenador durante mucho tiempo y se encargó de transmitir al público que seguía las retrasmisiones tenísticas la imagen de un Murray cercano y hasta ‘majete’.
De hecho, el tenista menos exitoso del ‘big four’ nunca despertó ninguna polémica destacada, hasta que en 2014 protagonizó su primera gran metedura de pata. Pidió la independencia de Escocia públicamente, para horas después rectificar y solicitar la permanencia en el Reino Unido, y terminar celebrando el resultado en Twitter.
No obstante, su peor momento mediático internacional llegó en el Open de Australia de 2015 por partida doble. Primero por culpa de su prometida y después por hablar más de la cuenta en la rueda de prensa posterior a la final. Kim Sears le hizo un flaco favor al exclamar “que te jodan basura checa” durante el partido que enfrentaba a su novio con Berdych.
Sin embargo, el solo se metió en un lio al encajar con poca filosofía su derrota frente a Novak Djokovic. El serbio lleva tiempo encajando muchas quejas del resto de los rivales por jugar con los tiempos de juego, algo parecido a lo que le sucede a Nadal, pero todavía hay muchos que no entienden que están en todo su derecho de jugar con el reglamento y utilizarlo en su beneficio. Debe ser muy frustrante llegar a finales y a grandes rondas y ver que al final los torneos casi siempre los ganan los mismos.
Esta vez Djokovic solicitó asistencia porque estaba exhausto y eso le ayudó a reponerse físicamente para arrasar a Murray a partir de ahí. El escocés piensa que eso le descentró y que no habla muy bien de ‘Nole’, ya que en otros torneos ha utilizado la misma táctica y muchos le acusan de fingir lesiones. Lo único cierto es que sabe muy bien dónde está el límite de su cuerpo.
Djokovic es perro viejo y no entra al trapo
En cambio, el lío entre estos dos amigos que antes protagonizaban selfies en los circuitos comenzó ya en la pista. «¡Lo hace todo el tiempo, es ridículo! ¿Cómo puedes hacértelo a ti mismo otra vez?», gritó Andy en medio de su desesperación en los últimos sets. «¡No para de moverse!», también se quejó al árbitro.
Además, después del encuentro se pudo ver a Murray mirando con malas caras y el apretón de manos en la red fue muy frío. Djokovic quiso quitarle hierro al asunto felicitando a Andy y a su pareja por su reciente compromiso matrimonial, pero ni así lo logró. “Os deseo una boda maravillosa y muchos niños”, dijo el número uno delante de todo el público de Melbourne, mientras que Kim lo veía todo desde la grada luciendo una camiseta con un lema provocador.
En cambio, Murray no se ablandó con esas palabras y soltó la bomba en rueda de prensa. «Prefiero perder en la final y ser feliz que ganar la final y volver a casa y ser un miserable», soltó el escoces. Por su parte, Djokovic tiró de mano izquierda en la entrevista que concedió a TennisWorldItalia para calmar los ánimos. «No soy un tipo que finge o que hace algo a las espaldas de nadie. Yo no hablo mal de nadie, sobre todo de alguien que conozco de hace tanto tiempo como él. Tengo respeto por él», sostuvo el de Belgrado.
De hecho, el serbio dio toda una lección a la hora de utilizar toda esta polémica para mejorar su imagen de cara al público. «No quiero apuntar el dedo sobre él por lo que ha dicho, también para no desencadenar más tensión entre nosotros. Espero que las cosas mejoren con el paso del tiempo. Nuestra amistad ha cambiado en los últimos tiempos, pero no en modo negativo. Yo tengo mi equipo y él tiene el suyo y no pasamos tiempo juntos como quisiéramos. Cuando se case y tenga hijos tendremos una excusa para juntarnos pero tanto a él como a Rafa o Roger los considero mis amigos porque les veo tanto o más que a mis propios padres y a veces incluso más que a mi mujer».