sábado, septiembre 21, 2024
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Rafa Nadal, atemorizado por el ‘final de la tierra’

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Rafa Nadal, como Roger Federer, ya no compite por ganar torneos. El de Manacor juega al tenis para colocar su nombre en la historia de forma definitiva, pero parece que muchos se empeñan en ponérselo muy difícil. De hecho, su último título ha causado una pequeña polémica con la ATP.

Nadal venció en Buenos Aires tras meses de sequía. Firmó su título número 65 en una carrera mágica y su 46º trofeo en la tierra batida. La ATP anunciaba antes de la final frente a Mónaco que si el español ganaba igualaría a Guillermo Vilas como el tenista con más éxitos en torneos disputados sobre esa superficie. Sin embargo, tras varias reclamaciones, los responsables del circuito reconocieron que el argentino ganó 49 en tierra, en lugar de los 46 que se le habían otorgado en su momento.

Por eso, esta historia sirve como metáfora de las dificultades que está encontrando Nadal para colocarse en el olimpo del tenis. Cuando piensa que su meta se acerca, parece que alguien se la aleja. Roger Federer ha ganado 85 títulos y tiene cinco años más que Nadal, pero con las nuevas normas del tenis y sus características físicas parece imposible que el manacorense le alcance.

Nadal ya se quejó la semana pasada de que los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se vayan a disputar en pista dura, cuando en Brasil los mejores tenistas son especialistas en el polvo-ladrillo. Además, esta semana, en rueda de prens,a Rafa se ha mostrado muy molesto con la tendencia que existe de pasar todas las competiciones a campos de cemento.

Nadal amenaza a los jefes del tenis

«Por mi parte, si Buenos Aires se pasa a pista dura, yo no vuelvo», dijo el tenista que tiene que ponerse serio para defender sus intereses. «Si no hacen algo, los torneos en tierra desaparecerán. El calendario debería cuidar las superficies históricas. Cuando hay tanto jugador que se lesiona, es por algo», comentó el actual número tres.

De hecho, el problema es más serio de lo que parece. No solo afecta a Nadal, también puede ser un problema para el espectáculo. En las escuelas ahora solo se forman a jugadores de un estilo y todos los que destacan se mueven mejor en pista dura, por lo que imponen sus preferencias a los organizadores. Los torneos de nivel medio quieren atraer a las nuevas promesas, que dentro de unos años serán las principales raquetas, y ya trabajan en su reconversión. Asimismo, de esta forma se perderá la preciosa alternancia que se ha dado con tenistas como Federer y Nadal, ya que será más difícil evitar que siempre gane el mismo. La desaparición de la moqueta y la poca presencia del césped también contribuyen a la ausencia de sorpresas.

Por otro lado, el tenista español más laureado de España valoró de forma muy positiva el título conseguido. “Me hacía mucha ilusión ganar aquí. Intenté dar el máximo de mí desde que llegué, así que objetivo cumplido. El año pasado no pude venir por una lesión en la espalda, así que me quedé con una espinita clavada. No hay título que no sea especial y más cuando se viene de un periodo sin ganar y sin apenas jugar».

Sin embargo, Nadal no se atrevió a afirmar que este título es el final de su particular travesía en el desierto. «No es suficiente todavía para decir si volví a mi mejor nivel. Sí que me sentí cerca de donde quiero estar y desde luego, más que hace dos semanas. Por ahora, las lesiones se han ido y puedo competir y ganar partidos. Espero poder seguir así el resto del año»,  concluyó.

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