El boxeo es un deporte duro, necesita muchísima preparación y en muchas ocasiones (las menos) puede acabar en tragedia. Esto le pasó a Braydon Smith, púgil australiano de tan sólo 23 años, que falleció horas después de pelear en el ring contra John Moralde.
La pelea por el peso pluma del Consejo de Boxeo de Asia disputada en Brisbane (Australia) se la llevó Moralde. Tras diez asaltos los jueces lo decidieron unánimemente. Como es costubre, el derrotado Braydon Smith felicitó al vencedor y marchó a su vestuario por su propio pie.
Hasta aquí todo normal. Los problemas comenzaron noventa minutos después de la finalización del combate cuando el joven australiano, que estaba estudiando su último año de derecho, se desvaneció, tal y como informó el portavoz de la familia, James O’Shea.
‘The Great White’, como era conocido en el mundo del boxeo, tuvo que ser ingresado de urgencia en un hospital donde permaneció en coma inducido, mientras los médicos intentaban reducir la inflamación que tenía en cerebro. Tras dos días de intenso trabajo el equipo médico del hospital terminó certificando su muerte.