lunes, noviembre 25, 2024
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Federer explota las ventajas de hacerse viejo, mientras que se apaga su rivalidad con Nadal

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Roger Federer vive su segunda juventud a los 33 años, gracias a la nueva forma que tiene de ver el tenis. El suizo sigue siendo muy competitivo porque ha encontrado la manera de que su cuerpo no llegue al límite en momentos innecesarios. Cuando parecía que había perdido la motivación, se ha reinventado nuevamente.

Por eso, su final de temporada en 2014 no fue ninguna casualidad. El de Basilea ha vuelto para quedarse y lo está demostrando con un gran inicio de 2015. Perdió la final de Indian Wells contra un gran Federer, pero logró arañar un set y demostró que es de los pocos capaz de competir contra el serbio cuando el número uno está en plenitud de facultades.

Sin embargo, Federer cuenta con una ventaja con respecto a Nadal que pocos son capaces de adivinar: su avanzada edad para el deporte. De hecho, son sus años y su experiencia lo que le permiten el lujo de poder rotar cuando otros no pueden. El suizo juega solo cuando se ve al 100%, mientras que otros se ven obligados a forzar con malas sensaciones físicas o anímicas. Eso le permite que su porcentaje de victorias se mantenga y que no se ensucie una carrera inmaculada.

La culpa la tiene la norma 1.08 del reglamento de la ATP, que prevé una serie de excepciones a las obligaciones de calendario que tienen que cumplir los jugadores. Todos los tenistas tienen que acudir siempre a todos los Masters 1000 (con la excepción tradicional de Montecarlo), salvo que acrediten algún problema físico.

El calendario condiciona más a Rafa

En cambio, hay tres requisitos que permiten a los más veteranos borrarse de uno de estos torneos al año. No están obligados si tienen 31 años o más, si han disputado más de 600 partidos o si llevan 12 años en activo. Si se cumplen las tres condiciones, los jugadores pueden renunciar a todos los torneos de esta categoría que deseen. Este es el caso de Federer, de David Ferrer y de un puñado muy reducido de miembros del circuito, pero el top 100 es cada vez más longevo y esta norma puede convertirse en un problema no tardando mucho. Un Masters 1000 no se puede quedar desierto de grandes raquetas.

Anteriormente, Federer, que siempre ha estado obsesionado con no cargarse demasiado, se había ausentado de estos campeonatos sin justificación. Le ha tocado pagar algunas multas por ese motivo, pero ahora lo puede hacer con todas las de la ley. Tiene una ventaja relativa sobre Nadal que a sus 28 ha llegado a los 600 partidos de rigor, pero no puede planificar la temporada a su antojo sin enfrentarse con la organización, a pesar de que sus lesiones y su estilo le han castigado muchísimo el cuerpo.

En cualquier caso, Rafa tiene menos motivos que nunca para preocuparse por su principal enemigo histórico. La rivalidad que tienen se apaga con el tiempo, puesto que llevan 14 meses sin enfrentarse, algo que nunca había ocurrido desde la llegada del manacorense a la elite.

Las lesiones de uno y otro, unidas a la selección de Federer de campeonatos han permitido que los aficionados de todo el mundo echen de menos un duelo entre los dos mejores tenistas de su tiempo. Ahora que llevan tiempo sin ser los dos mejores del circuito y que Djokovic ha llegado al número uno para quedarse, deberían enfrentarse siempre antes de la final, pero los dos tienen dificultades para llegar a rondas avanzadas. Cada uno rinde en sus respectivos torneos fetiche y cae antes de tiempo en los que le gustan al otro. Llega la tierra de Nadal y Federer tendrá que demostrar si está dispuesto a desgastarse en esta superficie o si se lo toma solo como parte del entrenamiento para Wimbledon y la fase final del año. Miami tampoco reeditará la gran lucha.  

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