Mikel Landa ha asombrado por su gran capacidad en la montaña de la gran ronda italiana. El corredor alavés se lleva en el zurrón dos etapas de alta exigencia y una tercera plaza muy meritoria, teniendo en cuenta que partía como un simple gregario de su líder en el Astana, Fabio Aru.
De hecho, el ex de Euskaltel se queda con la sensación de que podía haber ganado algo más de no ser por las órdenes de equipo. «Me hubiese encantado ganar, pero desde el coche me han parado porque han visto que se podía ganar el Giro con Fabio Aru y no me ha quedado otra que acatar las órdenes», declaró para explicar el triunfo de su compañero de equipo en la penúltima etapa.
En cualquier caso, su resultado es admirable, puesto que solo tiene 25 primaveras. Anda flojo en la contrarreloj, pero en otras ocasiones había demostrado que se mueve muy bien en las cimas más empinadas, aunque por primera vez demuestra que la regularidad también puede ser una de sus facetas. Además, con Contador, Valverde y Purito entrados en la treintena, se convertía en la mayor esperanza de cara al futuro español en las grandes vueltas a largo plazo.
Sin embargo, puede que el ciclista de Murgia (Zuia) no defienda los colores de España con demasiado orgullo. Este estudiante de Arquitectura, que tuvo que dejar su aprendizaje para dedicarse al ciclismo profesional tuvo un error de protocolo difícil de entender en la ceremonia de entrega de premios.
Aru sí se descubrió ante el himno
Su caso va más allá de las risas de Aduriz en la final copera de Fútbol, puesto que los pasos a seguir en este tipo de ceremonias en el ciclismo están mucho más marcados. Los acompañantes del campeón se quitan la gorra para escuchar el himno del país correspondiente como muestra de respeto, independientemente de su nacionalidad.
Por eso, Fabio Aru dejó su cabellera al descubierto y colocó la prenda que le tapaba por debajo de la cintura. Por su parte, Alberto Contador se llevó la gorra al corazón para escuchar los acordes nacionales con mucho sentimiento. Mientras tanto, Mikel Landa ni se inmutó, como si no fuera con él la cosa.
Este ciclista no está demasiado acostumbrado a ganar y puede que todo fuese un simple olvido, pero llama la atención que nadie le recordase el protocolo, ni que no copiase la actitud de su compañero del segundo cajón. Sin embargo, el joven euskaldun ya representó a la selección española en el Mundial sub 23 de 2010.
Asimismo, el tercero de este Giro recibirá un homenaje este martes en la Plaza del Ayuntamiento de su localidad natal a las 19.30. Su gesto hacía el himno no le perjudicará demasiado allí, puesto que el alcalde elegido en 2011 era de Bildu y en estas elecciones los abertzales también han sido los más votados, por delante del PNV y con una escasa representatividad para PP y PSOE.