Los ciclistas de todo el mundo no suelen aparecer en la lista Forbes de deportistas mejores pagados. El sufrimiento que viven en la carretera no se ve recompensado en su cuenta corriente, aunque siempre hay alguno que vive mucho mejor que otros. Sin embargo, desde que apareciese en escena Lance Armstrong ningún otro corredor ha conseguido gozar de una marca potente desde el punto de vista del marketing y la sombra eterna del dopaje siempre les condiciona las carteras.
De hecho, Chris Froome ha ganado este mes uno de los Tour de Francia más apasionante de los últimos años, con exhibiciones y alternativas en carrera desde la primera semana hasta la última gran subida, pero su triunfo lejos de producir admiración genera animadversión. Pocos conocen el tipo de entrenamiento sistemático que sigue el Sky y que ha llevado al equipo a ganar tres de las últimas cuatro rondas galas, gracias a la gran inversión del gigante británico de los medios de comunicación.
El ciclista que ha derrotado a Contador, Quintana, Valverde, Nibali y compañía gana unos 4 millones de euros por temporada, mientras que el pinteño firmó por el Tikoff-Saxo a cambio de cinco ‘kilos’ por curso (aunque hace tiempo se rumoreó que le habían bajado el sueldo un 15% por sus malos resultados). Nairo Quintana renovó en 2013 por Movistar por menos de 2 millones de euros y Valverde consiguió un contrato algo mejor que el del colombiano en su momento de mayor apogeo gracias a que es un ciclista que se mueve bien en todos los tipos de carrera y genera grandes ingresos para el equipo.
Sin embargo, los sueldos de los ciclistas tienen importantes variables, aunque llama poderosamente la atención en la comparación con otras disciplinas como el tenis. Los ‘reyes’ de la raqueta no tienen ‘salarios fijos’, pero ganan 2,6 millones de euros por ganar Wimbledon, mientras que Froome se ha llevado ‘solo’ 450.000 euros por subir a lo más alto en los Campos Elíseos.
Además, sus ingresos publicitarios son mucho más reducidos, porque las grandes marcas ven grandes riesgos en los positivos por control antidopaje que no se dan en el mismo número en otros deportes. Rafa Nadal es la imagen de España y de Kia, mientras que Contador anunció colchones Flex, sin demasiada transcendencia.
Asimismo, los premios en el Giro y en la Vuelta son mucho menores. Siempre resultan muy variables ya que se paga se paga al corredor por cada día que va de líder en las tres grandes vueltas y el ganador no siempre se lleva lo mismo, el Giro paga como mínimo 205.000 euros a su campeón, mientras que La Vuelta paga 112.000.
En cambio, los premios a los ganadores de etapa son muy diferentes, ya que el Tour es el que menos paga por ese concepto (8.000 al ganador), mientras que La Vuelta paga 11.000 y el Giro justo el doble que la ronda española, por lo que se entiende que algún tipo de corredor prefiera pasar del Tour y correr las otras grandes.
Del mismo modo, parece que Chris Froome no piensa solo en el dinero y está tan sediento de triunfo que acudirá a la vuelta a pesar de que económicamente no le supondrá una gran inyección a su profundo bolsillo. «Diría que es un poco pronto para decir al cien por cien que estaré en la vuelta, pero creo que potencialmente estaría sobre la mesa, ciertamente», aseguró Froome a Sky Sports News.
Por supuesto, cada clasificación tiene su premio no solo para el primer clasificado. Froome se llevó otra importante cantidad por el maillot de la montaña. Quintana también se llevó miles de euros por el jersey blanco, pero lo que llama más la atención es que los que acabaron más allá del 90 clasificado y no consiguieron ningún triunfo parcial o puntos para las otras clasificaciones se llevaron unos ‘ridículos 400 euros’ por tres semanas de trabajo, cuando el salario mínimo de la máxima categoría ciclista está en 32.000 euros, aunque raro es el ‘gregario’ que no pasa de los 50.000 con holgura.