lunes, septiembre 23, 2024
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El deporte español quiere conquistar las medallas a golpe de ‘nacionalizaciones’

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La historia del deporte español está lleno de ‘fichajes’ sonados que llegaron como grandísimas estrellas. Serge Ibaka, Sancho Little, Niurka Montalvo, Glory Alozie, Iván Pérez Vargas y Arpad Sterbik han escrito su nombre con letras doradas en los campeonatos más importantes con las camisetas españolas y parece que algunas federaciones sedientas de éxitos han seguido sus ejemplos para buscar fuera lo que no tienen dentro

Sin embargo, también hay casos de nacionalizaciones que no no han tenido un final tan idílico.  Algunos no cumplieron con las expectativas y otros dejaron al país en ridículo. Ese fue el caso de ‘Juanito’ Mühlegg, el famoso esquiador de fondo que consiguió tres medallas en los Juegos de 2002. Asimismo, Laszlo Nagy y Siarhei Rutenka nunca llegaron a representar a España.

Además, Donato, Senna y Diego Costa también tuvieron un papel destacado en ‘la Roja’, gracias en gran parte a que al potencial de Brasil, donde tenían otros jugadores que les cerraban las puertas. En cambio, en el caso del atletismo el auténtico filón está en Cuba, donde muchos deportistas están dispuestos a cambiar su bandera por causas políticas.

En cualquier caso, hay que distinguir entre varios tipos de nacionalizaciones. Los deportistas que residen en España durante muchos años antes de conseguir los papeles, como cualquier otro inmigrante, son los menos. Algunos acuden al matrimonio, pero lo que más indigna a los deportistas nacidos en el territorio español es que los gobiernos, tanto socialistas como populares, ‘fichen’ a estrellas con cartas de naturaleza.  

«La nacionalidad española se adquiere por carta de naturaleza, otorgada discrecionalmente mediante Real Decreto, cuando en el interesado concurran circunstancias excepcionales», dice el artículo 21 del Código Civil.  Estas “circunstancias especiales” en algunos casos están determinadas por las posibilidades de triunfo que tenga el deportista en concreto. Importa bien poco el conocimiento de la cultura española que tenga el sujeto a ‘españolizar’ y su implicación con sus nuevos colores. En definitiva, algunas federaciones actúan como clubes de fútbol, en la medida que las normas se lo permiten.

Los ‘vallistas’, en pie de guerra

Yidiel Contreras y Orlando Ortega son los dos últimos cubanos que han recibido la carta de naturaleza para formar parte del equipo español de atletismo. Además, el Gobierno también coincidió este privilegio a Javier Sotomayor, plusmarquista retirado de salto de altura, aunque en este caso se realizó por razones puramente “emotivas” ya que el saltador viaja con asiduidad a España. Tal vez sea también para camuflar los ‘fichajes’ entre otras cartas de naturaleza más ‘lícitas’. Asimismo, Sotomayor también asesora a atletas de la federación cubana y en el futuro podría desempeñar algún trabajo dentro del equipo español, donde mantiene una buenísima relación con Ruth Beitia.

No obstante, la calidad de Orlando Ortega está fuera de cualquier tipo de duda. El vallista ganó la última prueba de la Diamond League y lucha por imponerse en la general de este campeonato. Por eso, es una opción casi segura de medalla de cara al año que viene. Además, tiene 24 años y todavía tendría recorrido en 2020.

De todas formas, su fichaje no entusiasma al resto del equipo, por mucho que la financiación de las respectivas federaciones dependa en muchos casos de sus éxitos. Francisco Javier López, Javier Colomo, Arnau Erta, Julián Ortiz, Pedro García, Iban Maiza, Ignacio de Esquiroz y Francisco López-Smith han enviado una carta a la RFEA, para mostrar su disgusto por «los recientes acontecimientos que han tenido lugar en relación a las nacionalizaciones, cada vez más frecuentes, de atletas de elite».

Del mismo modo, los atletas piden la intervención de los organismos internacionales, para crear normas que, como en el baloncesto, limiten la participación de los nacionalizados. “Pedimos a la IAAF y a la EA una regulación supranacional al respecto, que vele por el interés de todas las naciones y deportistas, a fin de no desvirtuar las competiciones por selecciones«.

Pese a todo, los atletas no son los que más se tienen que preocupar de esto o al menos no los únicos que deben andar con la mosca detrás de la oreja. El Gobierno ha concedido diez cartas de naturaleza en 2015, un récord que supera los datos de los últimos quince años. Estos números incluyen tres deportistas en gimnasia artística, tres en atletismo, una en orientación, otra en balonmano, otra en piragüismo y otro en Waterpolo

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