Sólo resta la Copa de Maestros para que otro curso tenístico eche el cierre. Un 2015 que ha destacado por la hegemonía de Novak Djokovic y por las dificultades que ha atravesado Rafael Nadal para intentar recuperar su mejor tenis. Tras la inactividad sufrida en el tramo final de 2014 el balear se ha mostrado incapaz de batirse con los mejores. Lo que se antojaba como un problema de ritmo acabó convertido en un problema tenístico. Tanto en su juego, como en su mente.
El español ha concluido la temporada sin conquistar un grand slam (no sucedía desde 2004) y sin sumar tampoco un Masters 1000. Ni la tierra batida se ha erigido como aliada. Tan sólo en Shangái o Basilea ha mostrado ápices de su recuperación. Más allá de sus resultados, su tenis parece haberse estancado: no domina, no encuentra winners. La pregunta ahora es, ¿necesita Nadal un cambio en su equipo?
No es habitual encontrarse con un tenista que siempre se haya aferrado al mismo entrenador, como ha hecho Nadal con su tío Toni. Todos en momentos delicados han hecho algún retoque. Roger Federer contrató a Stefan Edberg, con el que ha vuelto a ser competitivo. Djokovic incluyó a Becker, con resultados que saltan a la vista. Incluso el propio Andy Murray levantó el oro olímpico de la mano de Iván Lendl.
El tenista que más victorias ostenta en el circuito ATP, John McEnroe, ya le dijo “contrata un maldito nuevo entrenador”, durante una retransmisión de la BBC, después de que Nadal cediera en Wimbledon ante Dustin Brown. El número cinco del mundo despojó las dudas: “El equipo que he tenido siempre ha sido el adecuado y lo seguirá siendo. Si las cosas no van bien no es culpa suya”. El debate lo reabrió hace un mes Toni Nadal en declaraciones a la agencia France Presse: “Si el año que viene Rafael no logra jugar bien, entonces creo que podemos pensar en algunos cambios en su juego o en su equipo”.
El tenista de Manacor ya no inflige el mismo daño sobre sus rivales. Su saque no es el mismo de 2013, cuando tras volver de una lesión cuajó su mejor temporada. Sus golpes, tanto de drive como de revés, no poseen la misma profundidad que antaño. Sus rivales toman la iniciativa y se ve relegado más allá de la línea de fondo, donde conectar un winner se hace imposible. Su resto, anticuado, ya no es ninguna sorpresa para sus rivales.
La solución quizás sea hacer más daño con el saque y ser más agresivo, como ha intentado en otras ocasiones. Para ello, debe asumir más riesgo y cometer más errores, algo a lo que esta poco acostumbrado. Una transformación, lenta o no, que parece necesaria. Otra cosa es recuperar la fortaleza mental, un aspecto que parece solucionado según ha explicado en sus últimas intervenciones en rueda de prensa. ¿Quién sería el hombre adecuado para ese cambio?
Lo primero que hay que recalcar es que no sería necesario que Toni Nadal dejara el cargo. Podría tratarse de una incorporación que asesorase y aportase sus ideas, y que lidiara con el actual cuerpo técnico de Rafa. Brad Gilbert podría ser una de las soluciones. Junto al estadounidense Agassi salió de un fuerte bache y sumó seis Grand Slam a sus vitrinas, además de alcanzar el número uno con 33 años. Gilbert evidenció que podía exprimir lo mejor de un tenista veterano. Sería un “fichaje” interesante para Nadal.
Otro nombre que surge es el de Ivan Lendl. El checo haría honor a la moda que rige actualmente en la ATP con Becker o Edberg. Es un extenista de éxito, con ocho grand slam que avalan su trayectoria como jugador. Como entrenador fue capaz de provocar que Murray se integrara en el Big Four. Con él, el escocés conquistó dos majors y el oro olímpico. Sembró el hambre en la figura de Murray, templó su nervio y mejoró ciertos aspectos técnicos. Por el estilo de juego que Lendl ejecutaba, podría compenetrarse con Rafa. Un seguro.
Paul Annacone, que entrenó a Pete Sampras y Roger Federer, sería otra alternativa exquisita. Ha trabajado con las mayores figuras del tenis y podría aportar un nuevo concepto de juego al español. Sería una contratación revolucionaria, que podría no cuajar. Pero a la vez sería una fuerte apuesta de Nadal, que mostraría su intención de cambio.
Otra opción que surge es la de apostar por un técnico español, de confianza. Estas características las cumplen a la perfección Álex Corretja y Carlos Moyá. El primero ya ha experimentado la sensación de ser técnico, tras ayudar a Murray a mejorar sobre arcilla (ganó el Mutua Madrid Open este año). Ambos han sido capitanes de Copa Davis y conocen perfectamente la figura de Rafael.
Muchas son las opciones que se presentan para Nadal. Puede seguir apostando por la misma estructura y confiar en retomar la senda adecuada, o contratar la figura de alguien que le refresque sus sensaciones en la pista. La última palabra es suya.