martes, septiembre 24, 2024
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Nadal no admite la impotencia que sufre ante Djokovic

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El discurso de Nadal adquirió un tono controlado y optimista el pasado curso, a medida que se sucedían sus inesperadas derrotas. Apartó la ambición y los objetivos y se centró en hablar de mejoría, sin marcarse meta alguna. Este año, va camino de hacer lo mismo. El pasado sábado sufrió una de sus derrotas más dolorosas. Y no por la importancia del choque, donde había en juego un ATP 250, sino por la impotencia que sufre ante Novak Djokovic, al que no derrota desde Roland Garros 2014. Quizás, la misma que sintió Federer cuando dejó caer sus lágrimas tras ceder en el Abierto de Australia hace ya siete años.

Nadal, que tan sólo pudo hacer nueve juegos al serbio, dijo lo siguiente: “Si hoy he perdido no es porque haya hecho un desastre o jugado mal, sino porque mi rival fue superior”. Se escudó en el sobresaliente nivel de su rival, sin valorar que no varío su planteamiento a la hora de hacerle frente. Muchas bolas altas que el de Belgrado está acostumbrado a devolver con facilidad. Y un saque que no hirió en absoluto al número uno del mundo, que demostró tener un revés mágico.

El español, además, se atrevió a pronosticar que no podrá hacerle frente si mantiene ese excelso tenis: “He jugado ante alguien que ha hecho todo perfecto. No he conocido nunca a nadie que haya jugado así. Jamás. Simplemente toca aplaudirle y felicitarle. Sé que puedo hacer cosas mejor, pero la realidad es que en estas condiciones es muy difícil ganarle. Es casi imposible”. El balear tiene a su favor en su discurso, que el propio Djokovic admitió que había cuajado su mejor final.

El balear valoró Doha como “una semana positiva”. Pero la lectura puede ser bien diferente. Nadal superó, de forma consecutiva, a los números 66, 67, 74 y 94 del ranking. Y ante dos, Carreño y Kuznetsov, cedió un set. Hasta la exhibición de Abu Dhabi, donde superó a Ferrer y Raonic, podría ser un recuerdo más bonito que el torneo de Qatar.

Rafa se negó a reconocer el dolor de la derrota: “Si te frustras porque alguien es mejor que tú, es estúpido o muy arrogante. Si es mejor, lo aceptas y trabajas para mejorar”. Y admitió que Djokovic no es el centro de su día a día, pese a que cada vez para estar más lejos de ganarle: ““Si uno está pensando únicamente en una persona deja de ser feliz. Las obsesiones son malas en la vida. El único camino es el que marco yo. ¿Ambición? Sí. ¿Motivación? También. Pero nunca obsesión”.

El español siente que está “jugando bien” y se muestra confiado para el Abierto de Australia, aunque huye de cualquier objetivo: “Melbourne es una historia diferente. Voy a luchar y siento que estoy preparado para ello. Siento que tengo la motivación de trabajar duro”. Quizás no quiera marcarse una meta porque no podría ser muy ambicioso. Es cierto que sus sensaciones han mejorado respecto a la mitad de 2015, pero ganar se presenta como una utopía. El último título que cosechó sobre cemento fue precisamente el de Doha, hace ya dos años. Plantarse entre los ocho mejores ya podría considerarse un resultado satisfactorio.

Por último, tras ser preguntado por sus opciones de conquistar un Grand Slam, tampoco quiso mojarse: «Quizás estoy a tres semanas de distancia, quizás a cinco meses, quizá a seis, quizás a nueve o para siempre lejos. Nunca sabes cómo son estas cosas”. En Informe Robinson se mostró contento de los 14 grandes títulos que ostenta, pero en su cabeza tiene los 17 de Federer y los que pueda sumar Djokovic, su bestia negra, que por primera vez ya lidera el H2H con el español (24-23). Es el único en activo junto a Brown y Kyrgios. Y si nada cambia, la diferencia podría incrementarse. Quizás la arcilla de nuevo se erija como la solución de Nadal. Habrá que esperar.

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