Rafael Nadal flaqueó en los momentos decisivos, donde habitualmente marca las diferencias. El español, que no ha encontrado la versión que exhibió en Montecarlo y Barcelona, se despide del Mutua Madrid Open tras caer (5-7 y 4-6) ante Andy Murray en las semifinales. El escocés, más sólido a lo largo de todo el duelo, alcanza su segunda final consecutiva en la capital española, donde se medirá al vencedor del duelo entre Novak Djokovic y Kei Nishikori.
Las sensaciones a lo largo de la semana no habían sido positivas y el escollo de Murray se presentaba mucho más complicado de superar para Nadal, que generó dudas desde el primer instante. El español se posicionó dos metros por detrás de la línea para restar y cedió la iniciativa al escocés, que buscó constantemente el revés de Rafa hasta propiciar sus errores y abrir brecha en el cuarto juego del encuentro (1-3). El británico se mostraba sólido desde el fondo de la pista, aunque el primer servicio le acompañó en contadas ocasiones (33% de primeros saques dentro).
Sin embargo, con el transcurso de los puntos (el set se prolongó hasta los sesenta minutos), Murray concedió oportunidades aisladas, con errores no forzados impropios de la buena línea que mantenía. Rafa desperdició dos opciones de 'break' en el séptimo juego, pero sí logro revertir la situación cuando Andy servía para cerrar el acto. Y después, con su servicio, el balear encadenó su tercer juego consecutivo e igualó (5-5) de nuevo el duelo.
No exento de sufrimiento, el británico se aseguró el desempate y trasladó la presión a Nadal, que no supo lidiar con ella. Parecía que Rafa había adquirido cierta confianza en los últimos juegos, pero fue incapaz de dominar a su oponente en el tramo decisivo. Jugó corto, muy corto. Y en ningún momento encontró su derecha, lo que cedió toda iniciativa a Murray. El vigente campeón se benefició y con un resto ganador de revés cerró en blanco el juego y el primer acto (5-7).
Ambos contendientes se habían cruzado en veintitrés ocasiones, la última hace apenas tres semanas. Se conocen y son conscientes, por tanto, de las flaquezas del rival. Murray no quería afrontar un duelo largo, y le entraron las prisas. Nadal, en cambio, apostaba por desquiciar al escocés hasta sacar su lado más errático. El español llevó al límite al británico. Y este respondió, siempre respaldado por un temible primer servicio. Hasta cinco bolas de break solventó con éxito Murray, que empleó diecisiete minutos para cerrar sus dos primeros juegos al servicio.
En los momentos cruciales fue donde se decidió el choque. En cuanto Murray captó el miedo en el rostro de Nadal, atacó para dar un golpe definitivo al duelo (2-4). La historia pudo haber sido diferente, pero Rafa exhibió su peor versión cuando más importante era el momento. En el séptimo juego dejó pasar el penúltimo tren (sólo convirtió una de las doce bolas de 'break' de las que dispuso). Obligó al escocés a servir y encontró el resquicio para establecer de nuevo las tablas. Sin embargo, el británico respondió al resto para volver a colocarse en la final del Mutua Madrid Open, donde espera al vencedor del duelo entre Djokovic y Nishikori.