Se preveía un duelo asequible para la selección dirigida por Deschamps, pero la valentía de Rumania puso en constantes aprietos a la zaga gala. Atrás, al margen de Konte, que desde el mediocampo sostuvo al equipo, hubo bastantes carencias. Koscielny se vio superado por Stancu en variedad de ocasiones, y su equipo no salió perjudicado por el desacierto del delantero y la mala vista de los colegiados.
Pero el que cometió un error imperdonable a su edad fue Evra. El lateral zurdo, que mantuvo una línea regular a lo largo del encuentro, cometió una infracción en el área casi de forma absurda, como si estuviese en el campo del rival. Si no fuese por Poyet, esa acción podría haberle costado el triunfo a Francia y dos puntos vitales en el camino a los octavos de final. Si mostró su faceta ofensiva el lateral en ciertas ocasiones en las que su equipo le necesitaba, pero aportó seguridad atrás.
Pogba tampoco cumplió las expectativas. Su partido no fue malo, ni mucho menos, pero estuvo lejos de brillar. Arrancó bien, y dio la cara cuando peor lo pasaba su selección. Se ofreció en la medular y apareció con frecuencia en el área rival. Pudo anotar dos tantos. Sin embargo, fue inestable. Por momentos no encontró la forma de desequilibrar. Fue de más a menos, como Griezmann. Y ambos acabaron el partido en el banquillo
Alberto Puente