El escocés Andy Murray había sido en los últimos años el cuarto en discordia. Primero dominó Roger Federer. Después lo hizo Nadal, y ahora parece que el reinado es únicamente de Djokovic. La hegemonía en el tenis mundial ha seguido ese calendario al que parece que ahora quiere sumarse el escocés.
Murray ha levantado su segundo trofeo sobre el All England Tennis Club, en el que ha sido su mejor torneo como profesional. El escocès se ha mostrado seguro durante todo el torneo, resolutivo y sobre todo mentalmente muy fuerte. La mentalidad de Murray le ha hecho parecer en ocasiones un jugador frágil pero en este 2016 no ha sido así.
El escocés ha dominado todos y cada uno de sus partidos sobre la hierba y salvo su enfrentamiento con Tsonga ninguno le ha puesto en apuros. En la final se ha impuesto a gran Milos Raonic (6-4, 7-6, 7-6, en 2h 47 min) que se ha mantenido siempre fuerte en su servicio y que ha cedido la final por pequeños detalles. Esos mismos pequeños momentos de desconexión son los que ahogaban el potencial de Murray.
Pero Wimbledon no ha sido sino la culminación de una magnifica temporada en la que llego a las finales de París y Melbourne. Todo ello gracias a la nueva mentalidad del jugador y la inestimable ayuda de su nuevo entrenador la leyenda Ivan Lendl. Londres volvió a vibrar de nuevo con el ‘hijo pródigo’ que ya ha levantado dos trofeos y además ganó el oro olímpico en 2012. Definitivamente, a Murray le sienta bien jugar en Londres.
P. Riaza