La 13ª etapa del Tour se disputa finalmente, pese a que por momentos se llegó a pensar en la suspensión, tras el atentado ocurrido en Niza en pleno 14 de julio. La fiesta nacional francesa siempre tuvo un gran simbolismo en la ronda gala, pero este año los organizadores han recibido un doble golpe.
El atentado pone en duda la seguridad nacional y la caída de Froome hace dudar de la organización de una carrera que siempre ha presumido de cuidar cada detalle con gran pulcritud. Sin embargo, la dirección de carrera y las autoridades francesas han decidido que no era necesario suspender la etapa de este jueves.
La supresión de esta etapa hubiera tenido graves consecuencias deportivas, puesto que se trata de la única contrarreloj llana incluida en el perfil de etapas de este año. El resultado final no hubiese sido el mismo sin esta etapa, que al ser más corta también hace más sencillo que se pueda cubrir con un perímetro de seguridad mucho más amplio.
No obstante, no habrá ningún tipo de fiesta durante la etapa. De hecho, antes de empezar la carrera ya se ha guardado un minuto de silencio en memoria de las víctimas del atropello masivo. La etapa discurre a tan solo 300 kilómetros de Niza y se han suprimido los actos de celebración tanto al inicio como al final de la etapa. También se hará otro minuto de silencio en el podio final.
Además, las autoridades francesas han anunciado que se reforzarán todavía más las medidas de seguridad para proteger a las 30.000 personas que componen en total la caravana de la carrera. Al inicio de la carrera ya se anunció que 23.000 agentes cubrirían el recorrido completo de los ciclistas dadas las “condiciones de vigilancia particular” que existían desde los atentados de París del pasado noviembre. El ministro del Interior de Francia, Bernard Cazeneuve, considera que el Tour es “patrimonio nacional”. Asimismo, antes de que las bicicletas echarán a rodar, el director de la carrera ciclista, Christian Prudhomme, también tenía claro que la seguridad era “la prioridad” porque según él este es el «tercer evento deportivo más grande del mundo, después del Mundial de fútbol y de los Juegos Olímpicos».
Felipe Poza