El conjunto británico ha sido clave en el triunfo de Chris Froome, que se ha visto protegido hasta en las ascensiones más duras. Dave Brailsford, manager, ha confeccionado una plantilla a base de talonario que a día de hoy parece imbatible.
Tres semanas de competición dejan recuerdos memorables, imágenes que pasan a la historia. Nadie olvidará cómo Chris Froome dejó su bicicleta y echó a correr, a menos de un kilómetro de la línea de meta. Ese es el recuerdo que perdurará en el aficionado, aunque hay otros que han sido igual de llamativos, pese a pasar más desapercibidos. Antepenúltima etapa, asfalto mojado y sucesivas caídas. El británico se va el suelo, e inmediatamente le rodean cinco compañeros. Uno le ofrece su bicicleta, y el resto le reengancha con el pelotón.
Ese quizás sea el mejor resumen de este Tour de Francia, por que sí, una imagen vale más que mil palabras. Froome ha demostrado estar en otro escalón, muy por encima del resto. Pero el Sky también. Poco importa que los tiempos definan a Movistar como el mejor conjunto de la vuelta parisina. La realidad es que los hombres de negro van sobrados. Sólo así se explica que hasta cuatro gregarios acompañen a Froome en las subidas más temibles. En ocasiones, el maillot amarillo sólo tuvo que dejarse llevar. Y ese esfuerzo de sus compañeros es de premiar.
Los éxitos son siempre fruto del esfuerzo, pero son muchos más fáciles de cosechar si te tomas la libertad de escoger entre los mejores. Dave Brailsford, manager del Sky, ha formado un grupo imbatible a base de talonario. Sí, en el ciclismo, al igual que en todos los deportes, existe esa brecha económica entre unos y otros. Como en la vida en general. Y el dinero, aunado a un buen conocimiento de la materia, se transforma en triunfo.
En los últimos cinco años, cuatro triunfos de Sky en el Tour de Francia. Froome (2013, 2015 y 2016) y Bradley Wiggins (2012). Este año se esperaba una mayor rivalidad, pero Nairo Quintana deberá esperar para subirse a lo más alto del podio. Por si acaso, ante la emersión del colombiano, Brailsford se preparó con los fichajes de Mikel Landa y Kwiatkowski. Y a estos nombres, hay que sumarles el de Poels, Nieve, Geraint… Ciclistas que perfectamente podrían liderar otros equipos.
Pero el dinero, muy seductor, atrae más que el triunfo. Y es por ello que muchos escogen actuar de gregarios a buen precio, en lugar de asumir el liderazgo en un equipo de menor reputación. No en todos los casos, por supuesto. Hay excepciones, y de ahí que Astana y Movistar siempre tengan su momento de protagonismo en las grandes vueltas. Richie Porte es otra anomalía en el pelotón. El australiano, consciente de su talento, decidió marcharse a BMC, donde ha actuado de primera bala. Y esa experiencia debe confortar.
Froome ha anunciado que su prioridad en los próximos años será el Tour de Francia, pero también ha señalado que podría acudir a la Vuelta a España este mismo curso. Y de nuevo sería el gran favorito. Es el hombre del momento, la figura de los 5,3 millones por temporada, que le convierten en el mejor pagado del momento. Y junto a su equipo, pocas dudas pueden quedar. Ya no sorprenderá a nadie vislumbrar cómo afronta el kilómetro final de una ascensión junto al resto de compañeros, como si de un paseo se tratara. Y para los próximos años, el panorama se antoja similar.
Y es que los refuerzos no cesan. El siguiente en llegar será Diego Rosa, de Astana. Sí, ese que impuso un ritmo bestial instado por Nibali y Aru. Los ciclistas saben que si destacan llegará una oferta de Brailsford, siempre preocupado en capturar a aquellos cuyas piernas llegan frescas al tramo final. Por dinero desde luego que no será. El dinero no da la felicidad, dicen, al igual que tampoco da el triunfo. Pero lo hace todo más sencillo.
Alberto Puente