Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos siempre sirven para que el mundo conozca cientos de historias de superación personal. En su conjunto, este gran evento envía al mundo un gran mensaje de optimismo, pero lo cierto es que no siempre es oro lo que reluce en la vida de muchos de los protagonistas.
En Londres 2012, Marieke Vervoort logró el oro en los 100 metros lisos y dos platas en los 200 y en los 400. También consiguió una participación destacadísima en los Mundiales de Doha 2015 con triunfos y récords del mundo en 400, 800, 1.500 y 5.000 metros. Sin embargo, a sus 37 años sufre una enfermedad degenerativa que se ha recrudecido en los últimos meses.
Esta belga siempre sintió devoción por el deporte y antes de que quedase postrada en una silla de ruedas llegó a participar en el Ironman de Hawai. Después, el deporte se convirtió para ella en una vía de escape y lo único en este mundo que la hacía verdaderamente feliz. “Cuando me siendo en mi silla de carrera, todo desaparece. Expulso todos los pensamientos oscuros, el miedo, la tristeza, el sufrimiento, la frustración. Así es como he conseguido ganar lo que he ganado», explica la mujer.
Sin embargo, en los últimos tiempos su salud se ha resentido muchísimo y no solo tiene problemas para entrenar, también lo pasa mal en las tareas más cotidianas. Sufre fuertes dolores y muchas noches solo puede dormir durante diez minutos seguidos. Además, es víctima de mareas de los que se despierta gracias a los lametones de su perro.
“Nadie ve el lado oscuro” del deporte paralímpico
Por todo esto, tiene claro que quiere morir después de Río 2016, puesto que no espera poder competir después de esta cita. «Río es mi último deseo, espero acabar mi carrera con un podio. Comienzo a pensar en la eutanasia. Pero, a pesar de mi enfermedad, he vivido lo que otros solo pueden soñar», comentó Marieke Vervoort en una entrevista concedida a Le Parisien.
Así las cosas, es probable que las autoridades de su país le concedan esta voluntad, puesto que la eutanasia es legal en Bélgica, siempre que se aplique a enfermos incurables que padezcan sufrimiento físico o psíquico insoportable. De hecho, Vervoort ya sabe cómo será su funeral. «Quiero que todos tengan una copa de champán en la mano y un pensamiento feliz para mí». No obstante, esta deportista avisa de que en deporte paralímpico rara vez trascienden las historias verdaderas. «Todo el mundo me ve reír con mi medalla de oro, pero nadie ve el lado oscuro».
Por último, Vervoort deja claro que mientras que siga en competición nunca se rendirá y que todavía tiene grandes objetivos para este mes de septiembre, cuando entre los días 7 y 18 de septiembre se disputarán los Juegos Paralímpicos.»Hay posibilidad de medalla, pero será difícil porque la competencia es muy fuerte. Estoy entrenando muy duro, luchando día y noche con mi enfermedad. Espero terminar mi carrera en un podio».
Felipe Poza