martes, septiembre 24, 2024
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Nadal empieza a creérselo

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Rafael Nadal aterrizó en Brasil con la premisa de volver a disfrutar en unos Juegos Olímpicos, tras aquella lesión de rodilla que le apeó de Londres. “No vengo con la preparación necesaria”, advertía el español antes de arrancar la competición. Tras dos meses sin competir, su regreso parecía precipitado, pero la ilusión por ser el abanderado pesaba demasiado. Se especuló con una prematura derrota en el cuadro individual para centrarse en los otros dos frentes, pero tras dos jornadas el manacorense ha disipado todas las dudas.

Frente a Delbonis dejó patente que los escasos días de entrenamientos previos a la cita olímpica habían sido muy fructíferos. Y este martes, ante Andreas Seppi ha incrementado la ilusión. El español se encuentra cómodo sobre el cemento de Río de Janeiro: se mueve rápido y su revés inspira confianza. Buenas sensaciones, en definitiva, las que transmite el número cinco del mundo. Sin Djokovic en el cuadro, empieza a sentir que puede alcanzar el metal. Tras vencer al italiano (6-3 y 6-3) ya está en octavos de final.

Pese al desgaste acumulado del partido de dobles, se vislumbró aun Nadal feroz, que ejerció un tenis directo desde el inicio. Eso sí, por momentos no calibraba bien sus golpes. Y de ahí que tuviera que sufrir en sus dos primeros servicios. Sin embargo, aún sin ofrecer su mejor versión, el español se aprovechó de la intermitencia de Seppi para colocarse 3-0 en el marcador. A partir de ahí el español sólo tuvo que sostener su saque hasta cerrar la primera manga a la tercera oportunidad (6-3).

En el tramo final de ese acto inicial, y en el inicio del segundo, Seppi incrementó una marcha en su tenis. Eso sí, nunca apostó por variar el juego. El italiano se mantuvo en el fondo de la pista, y eso tranquilizaba a Rafa, siempre por delante en el marcador. El español, en cambio, no se mostraba contento con el nivel ofrecido. Su derecha carburaba, pero sin continuidad alguna. El revés, al contrario de lo que podía esperarse, se erigía como su mayor arma. Y a la par, era la flaqueza de Seppi. De ahí que Nadal atacara constantemente a esa zona.

Pese a no evidenciar una superioridad aplastante, el resultado sonreía a Nadal, que con otro tempranero break abrió una brecha suficiente para encarrilar el partido. A partir de ahí, el único objetivo del balear fue retomar las sensaciones. Mejorar su derecha y encontrar más regularidad, después de un tramo intermedio algo descafeinado por parte de ambos contrincantes. Dejó algo que desear con el servicio, donde cuatro dobles faltas casi le meten en problemas. Al final, al resto, certificó su pase a los octavos de final, donde se medirá a Gilles Simon.

Enésima decepción de Garbiñe

Garbiñe Muguruza ha demostrado en multitud de escenarios que está capacitada para liderar el tenis femenino en los próximos años. Hace dos meses la tenista española conquistó su primer grand slam, casi un año después de haber alcanzado la final en Wimbledon. El problema es que también suma un puñado de decepciones. La última, frente a Monica Puig en los Juegos Olímpicos. Era una ronda clave para el aspecto mental. Un triunfo más y las rivales la temerían. Pero esa victoria no llegó. La puertorriqueña sumó un triunfo incuestionable y está en la antepenúltima ronda.

En sus dos primeros encuentros Garbiñe había dado muestras de esperanza. De medalla. La tenista de origen venezolano había opositado al metal, pero sus pretensiones se han quedado en el camino. No faltó actitud, pero sí juego. No era el día de Muguruza, que vislumbraba como sus sucesivas embestidas no encontraban las líneas. Enfrente, Puig cuajó la mejor actuación de su carrera. A sus 22 años, la puertorriqueña ha experimentado el mejor momento de su carrera. Después de un auténtico recital de golpes se echó al suelo y abandonó la pista entre lágrimas de felicidad.

Alberto Puente

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