Un autobús de la Organización de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el que viajaban doce periodistas fue atacado este martes en torno a las ocho de la tarde, hora local (00:00 horas en España). El vehículo trasladaba a la prensa desde el Complejo Militar de Deodoro, sede del rugby y del hockey sobre hierba, hacia el parque olímpico de Barra de Tijuca.
A mitad del trayecto, el conductor se vio obligado a detenerse tras recibir un fuerte ataque. Algunos testimonios de los testigos explicaron que se trataba de “balazos”, mientras que otros aseguraron que fueron “pedradas”. Como consecuencia del ataque uno de los cristales estalló y dos personas resultaron heridas leves. Uno de los pasajeros, el periodista argentino Gastón Sainz, explicó que escucharon “dos impactos en el lado derecho del bus, dos ventanales se rompieron. La confusión era si se trataba de balas o piedras”.
El Comité Organizador ha abierto una investigación para determinar las circunstancias del asalto. Tras el suceso, el resto de los autobuses, que se encargan de trasladar a la prensa y a las delegaciones olímpicas, han sido escoltados por patrullas militares.
No es el primer caso
El sábado 6 de agosto, un día después de la inauguración de los Juegos Olímpicos, una bala impactó en la sala de prensa del centro de hípica de Río, también en Diodoro. El disparo sobrepasó el cristal y no provocó ningún herido. El portavoz de la organización declaró que se trataba de “una bala perdida que no tenía nada que ver con los Juegos Olímpicos o la familia o la prensa. La zona no era un objetivo”.
Andrea Morea