Rafa Nadal se despidió de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con un oro en la modalidad de dobles, pero con el sabor amargo de la medalla de chocolate en el individuales. El doblete no pudo ser a pesar de que el manacorense volvió a dar una auténtica exhibición de resistencia y de mentalidad inquebrantable.
En cambio, este domingo se notó desde el principio que Rafa estaba mucho más tocado física y mentalmente que en los encuentros anteriores. El duelo contra Del Potro supuso para él un auténtico sopapo del que no tuvo tiempo para reponerse, por lo que cedió el primer set de forma clara ya que Nishikori parecía un tenista sólido y sin fisurans.
Pero cuando el japonés flaqueó y tuvo miedo a ganar, Rafa apareció para remontar un 5-2 con dos breaks en contra. El tenista balear volvió a sacar lo mejor de sí cuando el duelo se movió al filo de lo imposible, pero finalmente cedió en un último set en el que se ofuscó con las decisiones arbitrales y en el que el nipón no concedió tantas oportunidades.
Tras la dura victoria frente a Del Potro en semifinales y el cansancio acumulado durante toda la semana, Nadal entró al encuentro frente a Nishikori con muchas dudas. El manacorense sufrió desde el principio para cerrar sus servicios porque veía que su revés se enganchaba una y otra vez en la red, mientras que todos sus golpes ganadores se iban lejos.
Además, el japonés estaba muy tranquilo con el servicio y con el plan de juego muy claro por lo que tras el 2-2 inicial logró anotarse los siguientes cuatro juegos para cerrar el primer parcial con muchísima facilidad. Nadal perdía en ese momento todos los golpes largos porque parecía que había perdido gran parte de su confianza.
Sin embargo, en el inicio del segundo se,t Rafa comprendió que tenía que agarrarse a la pista como fuera. Sufrió de lo lindo para cerrar su primer servicio, pero finalmente lo logró apoyado en el saque como principal argumento. Además, Nishikori empezaba a acusar la presión que supone ganar una medalla olímpica y en su primer servicio del primer set concedió una primer bola de break que el español no supo aprovechar. Pese a todo, Rafa no terminaba de tener buenas sensaciones y en el siguiente juego Nishikori volvió a conseguir la ruptura con muchísima facilidad. Además, unos cuantos juegos después, Nadal volvió a bajar su nivel con el servicio y dejó al japonés al borde de ganar la medalla, pero Kei acusó los nervios en el momento decisivo y cedió por primera vez su servicio ante un Rafa que parecía no creer demasiado en la remontada.
Nishikori tembló ante la posibilidad de perder
En cualquier caso, su ADN no le permitía rendirse y cerró su servicio para trasladar toda la presión al tenista nipón. Nishikori tembló ante la posibilidad de no ganar el partido y Nadal olió el miedo. Se fue a por él con su mejor derecha y el actual número siete del ranking mundial volvió a regalar su saque con una doble falta decisiva. El español sudó sangre para cerrar su último saque del set, pero finalmente logró garantizarse el tie break, gracias a otro error clamoroso de Nishikori con una dejada innecesaria. En cambio, el japonés no tuvo problemas con su último saque y mandó el partido a la muerte súbita con la autoridad que le había faltado hasta ese momento. No obstante, el que lució todos los galones en la muerte súbita fue el ‘rey de la tierra’ que pasó por encima de su rival con un 7-1 que mandaba el encuentro al set definitivo.
El partido empezaba a estar en la zona de Nadal y por eso Nishikori se ausentó durante varios minutos de la pista para recomponerse de ese duro golpe. Por eso, Rafa empezó a reclamarle el tiempo a su enemigo íntimo Carlos Bernardes, pero el árbitro decidió no tomar ninguna decisión. El japonés regresó al partido completamente nuevo, mientras que Nadal se enzarzó en discusiones absurdas con el juez que le terminaron costando otro break en contra. El partido volvía a ser un auténtico Everest para el español, que además tenía la mente en otras cosas. De hecho, llegó a llamar al supervisor para quejarse del arbitraje y de la mala organización.
Los dos tenistas lograron finalmente aguantar su servicio hasta el final del set, mientras que Nadal ni siquiera logró inquietar a su rival al resto en los últimos juegos. El público brasileño le despidió con un gran aplauso, pero él se fue de la pista con la sensación de que su gran semana en los Juegos merecía algo más que eso.
Por otra parte, en la gran final, Andy Murray se llevó la victoria ante Del Potro (5-7, 6-4, 2-6, 5-7) en un partido maratoniano que duró cuatro horas y dos minutos. El tandilense vendió muy cara su derrota, a pesar de que en semifinales ya jugó un partido muy duro frente a Nadal, mientras que el actual número dos del mundo se paseó ante Nishikori. Del Potro ofreció mucha pelea en tres de los cuatro sets que disputó, pero finalmente tuvo que claudicar ante el poderío del británico. Los dos se fundieron en un emotivo abrazo tras el choque, mientras que las lágrimas brotaban de los ojos de ambos. Murray se convierte en el primer tenista capaz de ser campeón olímpico dos veces consecutivas.
Felipe Poza