domingo, noviembre 24, 2024
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La debacle de Contador y el error al retrasar su retirada

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Hay deportistas que perduran durante un largo periodo, el suficiente como para considerarles eternos. Su lucha, sus éxitos, hacen imaginar que no tienen fecha de caducidad, pero el tiempo no engaña. Los años transcurren y aquellos chavales que arrancaron una prometedora carrera, se ven obligados a anunciar su adiós. Es el ciclo, que siempre se cumple. Que se lo digan a Alberto Contador, que en las doce etapas de este Tour de Francia ha podido observar cómo hay rivales a los que no se puede equiparar. No está lejos, y por eso abogó por retrasar su retirada. Sin embargo, la decisión no parece que vaya a dar ningún fruto.

Una retirada fallida

En Febrero de 2015, Contador habló claro: “Me quedan dos años”. En junio de este curso, el de Pinto refrendó que continuaría dos años más en el ciclismo profesional, noticia que ya parecía evidente. En este 2016 cuajó un interesante inicio de campaña. Finalizó tercero en la Vuelta al Algarve, segundo en la París Niza y en la Vuelta a Cataluña, y conquistó la Vuelta al País Vasco. Su nombre volvía a sonar con fuerza para este Tour de Francia, pero el triunfo, a más de una semana para el final, ya está lo suficientemente lejos como para catalogarlo de posible.

Los dos próximos años no se auguran muy positivos para Contador, que tras la desaparición de su equipo, el Saxo Tink-off, ha fichado por el Trek. A sus 33 años, agrandar su palmarés en grandes vueltas parece una quimera, salvo que los grandes corredores se ausenten del Giro de Italia o de la Vuelta a España. Con una suma de éxitos propia de los mejores corredores del mundo, no se entiende que el de Pinto haya optado por continuar dos temporadas más, a sabiendas de que no puede alcanzar una cota mayor.

Quintana y Froome, inalcanzables

Tras la sanción impuesta por la UCI por su positivo en Clembuterol, Contador regresó con un triunfo en la Vuelta a España 2014. Una victoria que pese a la escasez de rivales, le sirvió de reivindicación ante el resto de corredores y frente a los aficionados. En 2015, el ciclista español salvó la temporada gracias al Giro, en el que sus máximos rivales fueron las ‘balas menores’ del Astana: Fabio Aru y Mikel Landa. Sin embargo, desde el 2009 no conquista un Tour de Francia. Para un corredor con su cúmulo de éxitos, esta es una losa demasiado grande de arrastrar.

Desde entonces, ni siquiera ha llegado a pisar el podio. Andy Schleck, Cadel Evans, Wiggins, Nibali y Froome han podido con él. El británico, que ya suma tres Tour de Francia, es un rival al que no consigue inquietar. Y para colmo, ha emergido Quintana, que muy joven (23 años) ya firmó el tercer puesto en la ronda gala. Y eso que el colombiano no termina de arrancar (sólo suma un Giro), aunque parece que en esta Vuelta a España ha empezado a demostrar el poderío que poseen sus piernas.

Ese que antes mostraba un arranque fulgurante era Contador. Las ascensiones más temidas eran su terreno propicio para atacar. No con la explosividad de hombres como Joaquim Rodríguez, pero sí con una constancia que dejaba a sus rivales bien atrás. La edad, el tiempo, han hecho mella en esa frescura. Ni la fortuna le acompaña, con varias caídas en los últimos meses. El pasado miércoles el de Pinto, con mucho pundonor, volvió a atacar como de costumbre. Pero al final cedió terreno. Y tras la etapa, lo dejó claro: «Traté de ganar la etapa, pero me faltaron fuerzas”. El tiempo no engaña.

Alberto Puente

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