martes, septiembre 24, 2024
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La deteriorada relación entre Garbiñe y Sumyk se plasma en la pista

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Tiempo de reflexión para Garbiñe Muguruza. La joven tenista no pisa una final desde que conquistara Roland Garros, y acumula tempraneras derrotas, como la última cosechada en su estreno en Wuhan frente a Jankovic. La relación con su técnico Sam Sumyk cada vez es más tensa. A principios de año mostraron sus diferencias y la pasada semana, en Tokio, el francés abandonó la pista. La española debe modificar su carácter o buscar alguien más temperamental, que le ayude a encontrar la constancia necesaria.

Sumyk abanona la pista

La pasada semana, en Tokio, Garbiñe afrontaba un complejo envite ante Svitolina. Tras ceder la primera manga, la española solicitó la entrada de Sumyk, para encontrar la fórmula de superar a la ucraniana. Tras charlar con su técnico, Muguruza saltó a pista y cedió en blanco su servicio. Éste abogó por abandonar la pista, y no volvió a entrar. La joven tenista perdió finalmente el duelo en tres mangas, tras confirmar la mala relación que mantiene con su entrenador.

Este martes se estrenaba en Wuhan, donde defendía la final cosechada el pasado curso. Jankovic, pese a su bajada en el ranking (29º) se erigía como un escollo importante. Demasiado para una Garbiñe que sigue sin un plan B en la pista. Cuando el primer servicio no acompaña, cede la iniciativa del punto y busca el 'winner' con demasiado riesgo. El resultado es una suma de errores no forzados que hacen imposible cosechar el triunfo.

Cuando tenía todo en contra, Sumyk fue a hablar con Muguruza y le ánimo. “Aún se puede. Tienes mejores golpes”. La número tres del mundo siquiera le miró a la cara, aunque después supo revertir la situación. Por momentos claro, ya que su enorme irregularidad la hizo fallar en el desempate y entregar el duelo. Una derrota que le cuesta más de 500 puntos en el ranking, donde el próximo lunes aparecerá un escalón más abajo.

Situación límite

En la rueda de prensa que concedió a su llegada a Wuhan, Garbiñe explicó que «ser número 1 es un privilegio” y que quiere “sentir esa responsabilidad». Sin embargo, cada vez está más lejos. Su incapacidad para afrontar largos intercambios, y su mala relación con Sumyk, frenan una progresión que parecía meteórica tras la conquista de Roland Garros. Desde entonces, la tenista nacida en Caracas no ha vuelto a alcanzar una final.

Su problema se agrava si vislumbramos las próximas citas en el circuito. Garbiñe competirá en Pekín, donde consiguió el título la pasada campaña, y la Copa de Maestras, donde alcanzó las semifinales tras tres triunfos consecutivos. Muguruza debe reaccionar si no quiere proseguir su caída. Y de cara a 2017 deberá replantearse su situación. Atenerse al mandato de Sumyk, o buscar un nuevo técnico más apacible que no tense tanto la relación.

 

Alberto Puente

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