Alexandr Zverev (Hamburgo, 1997) es un extraño entre los jóvenes que han irrumpido en el circuito. Con la cabeza amueblada, se aleja de la irregularidad de Kyrgios y Tomic y presenta capacidad para lidiar con la presión, un aspecto en el que Coric ha suspendido. La pasada semana alzó su primer título ATP, a la misma edad a la que Federer empezó a escribir su historia. Arrancó el curso en el puesto 83, y podría adentrarse en el Top 20 si prosigue su andadura en Pekín. Es la mayor garantía para relevar a ‘los cuatro fantásticos’.
Un genio precoz
Ningún nombre emerge en la actualidad con la fuerza de Zverev. El alemán, que inició el curso en el puesto 83 del ranking, llama ya a las puertas del Top 20, donde podría adentrarse si inclina a David Ferrer en los cuartos de final de Tokio. No sería una quimera, las casas de apuestas le colocan como el favorito. No es para menos, después de que la semana pasada conquistara su primer título ATP en San Petersburgo tras tumbar a Berdych y Wawrinka.
Su precocidad atiende a tiempos del pasado. Si bien Nadal y Murray triunfaron con anterioridad (dieciocho años), Federer tenía la misma edad que Zverev cuando levantó su primer trofeo. El tenista de Hamburgo recuerda más a estos ilustres campeones que a la posterior hornada conformada por Nishikori, Raonic o Dimitrov. Principalmente, por esa capacidad para batallar desde bien joven con los más grandes. Que se lo digan al suizo, derrotado en Halle, o a Nadal, que sufrió en exceso para superarle en Indian Wells.
Su físico y su juego están adecuados a los tiempos modernos. Fino, y con casi dos metros de estatura, Zverev no muestra flaquezas con su servicio. Y desde el fondo de la pista, es capaz de soportar intensos intercambios. Su punto fuerte reside en el revés, sobre todo en el cruzado. Su derecha, pese a no ser una maravilla, no le supone retroceder en la pista. El alemán se muestra valiente sobre la pista, siempre consciente de cuándo debe o no asumir riesgos.
La cabeza es quizás una de sus mayores virtudes. En el último lustro hemos vivido la caída de tenistas destinos a triunfar en el circuito. Dimitrov, un claro ejemplo. Otros como Kyrgios han exhibido un nivel que le podría catapultar a la cima, pero han sido incapaces de sostenerlo, fruto de una irregularidad y una desconcentración alarmante. Coric, otro genio precoz, se marcó cotas demasiado elevadas y la presión ha frenado su progresión.
El relevo más fiable
Zverev ahí ha sabido moverse como nadie. Ha frecuentado los torneos y ha obtenido valiosos triunfos en citas importantes hasta conseguir un balance de 38-21. A eso, habría que sumarle los dos triunfos de mérito que ha cosechado en Pekín esta semana. Uno de ellos frente a Thiem, el otro que junto a Pouille está llamado a liderar el ranking en un futuro más bien cercano.
Djokovic, Murray, Nadal y Federer aún no han dado sus últimos coletazos, pero en un seis o siete años todos podrían haber abandonado el circuito. Entre los tres citados, Coric, Frtiz, Kyrgios… andará la cosa para relevarles. Hoy por hoy, el que más opciones presenta para implementar un largo reinado es Zverev, que espera acabar el año en el Top 16 y hace cuatro meses que cumplió los diecinueve años. Su ambición y sus cualidades le colocan como el digno sucesor de Djokovic.
Alberto Puente