martes, septiembre 24, 2024
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Un Masters 1000 de hierba, la asignatura pendiente de la ATP

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La temporada 2016 echará el cierre en menos de un mes, y lo hará después de no experimentar ningún cambio significativo en su calendario. Para los dos próximos cursos tampoco se esperan novedades. Lo más llamativo, una vez más, es la ausencia de un Masters 1000 de hierba, una superficie menospreciada en cantidad de torneos. En 2015 se apostó por incrementar a tres semanas la gira de césped y por ascender los torneos de Queen´s y Halle a la categoría 500. Una medida que gustó a muchos tenistas, pero que no parece suficiente.

Impulso en 2015

Pocos tenistas del circuito difieren en la opinión de que Wimbledon es el torneo más emblemático. Sin embargo, la fuerza del evento londinense no parece suponer un incentivo para extender la temporada de hierba. Hasta 2015, tan sólo dos semanas separaban Roland Garros del tercer Grand Slam. Cuatro ATP 250 restaban importancia a una superficie exquisita, que apenas adquiría protagonismo en el calendario.

En 2015 se abogó por ampliar a tres las semanas de preparación para Wimbledon, con el objetivo de facilitar la transición más complicada en el tenis, y que más quebraderos de cabeza supone para los tenistas. Una medida que fue aunada con la ascensión de Halle y Queen´s a categoría ATP 500. Un impulso potente, para ratificar dos eventos que siempre han contado con una buena asistencia, y con la participación de los jugadores más reconocidos.

Cambios en el futuro

Fue un guiño que hacía presagiar que tarde o temprano se crearía un Masters 1000 sobre hierba. Sin embargo, los calendarios de 2017 y 2018 ratifican que se mantendrá la imposición de cinco sobre pista dura (Indian Wells, Miami, Canadá. Cincinatti y Shanghái) tres sobre arcilla (Montecarlo, Madrid y Roma), y otro en pista cubierta (París). Una decisión que no contentó a hombres como Feliciano López o Dustin Brown, que encuentran en la hierba sus mejores resultados.

La excusa del alto coste que supone mantener pistas de hierba no se sostiene tras vislumbrar como eventos de escasa magnitud generan importantes beneficios. Se espera, por tanto, que tarde o temprano se implante este ansiado Masters 1000 que satisfaga las necesidades de los expertos de esta superficie. Su hipotética implantación, eso sí, se daría como mínimo en 2019, y supondría la eliminación de otro Masters 1000.

En ese caso, los máximos candidatos a desaparecer son Cincinatti o Toronto. Ambos eventos estadounidenses preceden al US Open. Se juegan de forma consecutiva, y en la actualidad cuentan con mucho menos protagonismo que Indian Wells, Miami o Canadá. Y acabar con un evento en arcilla no se contempla como una opción. El tenis se resiste a los cambios, pero con el transcurso del tiempo se ha observado un paso adelante en la importancia de la hierba, algo que podría culminar con el esperado Masters 1000. 

Alberto Puente

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