miércoles, septiembre 25, 2024
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El 2017 reabre el debate sobre el perjuicio económico a las tenistas

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El año que se ha cerrado hace un par de días dejó momentos memorables en el tenis: cambio de figuras en los tronos (ATP y WTA) con Murray y Kerber en la cima, el regreso fulgurante de Del Potro, primerizas en conquistar un Grand Slam… Pero también dejó datos algo preocupantes, como una diferencia abismal en el reparto económico de los diferentes torneos, algo que se mantendrá en 2017. Independientemente del escalón de importancia de los eventos, siempre serán las mujeres las que perciban menos dinero.

Más vivo en los Grand Slam

El debate casi siempre se ha extendido en relación a los Grand Slam. Ahí ha habido un puñado de valientes que han proclamado, quizás no de la mejor manera, que la diferencia debería ser mayor entre hombres y mujeres. El ejemplo más claro reside en la figura de Raymond Moore, director del torneo de Indian Wells, que tras la disputa de dicho evento expresó lo siguiente: «Si yo fuera una mujer tenista, me arrodillaría cada noche y daría gracias a Dios por el nacimiento de Roger Federer y Rafa Nadal. Ellos son quienes han llevado el peso de este deporte».

Djokovic, a pesar de ser consciente del revuelo que podía generar, veneró esta idea, basada en la mayor cantidad de espectadores que generaba la ATP. Una afirmación no del todo correcta, ya que en diversos escenarios no se cumple esta premisa. En el último US Open, sin ir más lejos, la posibilidad de que Serena superase a Steffi Graf en títulos de Grand Slam hizo que las entradas de la final femenina se agotaran antes que la masculina.

La otra teoría, con más peso, se justifica en las horas que pasan en pista. Mientras que las mujeres compiten al mejor de tres mangas, los hombres pueden extenderse hasta los cinco actos. De ahí que sean muchos los que reclamen que la brecha existente se extienda aún más. Pero más allá de los cuatro grandes escenarios, se vislumbra esta realidad, que muestra lo perjudicadas que saldrán las tenistas en este nuevo año que ha empezado.

Se extiende a todos los niveles

En el segundo escalón del tenis mundial, el que incluye a los ATP Masters 1000 y los WTA Premier Mandatory, la diferencia será del 32%. La media del reparto en los torneos femeninos rondará los 4,8 millones de euros, que contrastan con los 6,4 millones del circuito masculino. Una contradicción importante a cuestionar, ya que las entradas se dividen en turnos de mañana y noche, que engloban de igual manera encuentros de uno u otro circuito, pese a que el estado de las pistas sí llame la atención.

Pero cuanto menor es la categoría, y más peso pierden los derechos televisivos, otro fundamento que decantaba la batalla a favor de los hombres, mayor es la brecha. En los ATP 500 se destina una media de 2,4 millones de euros, que contrastan con los 830.000 euros que dan los WTA Premier 700. Es en este escalón donde se encuentra la mayor diferencia, aunque no desentona con la que impera entre los ATP 250 y los WTA Internacional, donde se reparten 660.000 euros y 265.000 euros respectivamente. Un asunto que siempre genera debate, pero que poco cambio genera en la situación.

Alberto Puente

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