Después de claudicar tras más de cinco horas en la pista, Horacio Zeballos ha criticado la ausencia del tie-break: “Qué al pedo es esta regla de jugar sin tiebreak. Es completamente una locura”. Tras suprimirse en Copa Davis y en el US Open, esta norma sólo impera en los tres primeros Grand Slam del curso. La extenuación, el perjuicio físico que pueda suponer, se contrapone con las opiniones de Roger Federer y Rafael Nadal, que en el pasado justificaron que el 'tie-break' es una lotería y resta emoción a los envites.
Este martes ha tenido lugar la segunda jornada del Abierto de Australia, marcada por el envite entre Zeballos y Karlovic, que han pugnado por una plaza en la segunda ronda. Su partido, en la pista diecinueve, hubiera pasado desapercibido de no ser porque han estado sobre la pista más de cinco horas. El duelo se lo apuntó el croata, con un tanteo de 4-6, 7-6(5), 4-6, 6-4 y 21-19. Un resultado y una fatiga que han reabierto un debate cada vez más frecuente en el mundo del tenis: ¿Es conveniente no usar el tie-break en la quinta manga?
“Qué al pedo es esta regla de jugar sin tiebreak. Es completamente una locura”, ha afirmado el argentino, derrotado, tras llevar al extremo su condición física. Resulta llamativo que el tenis aún conserve esta norma en algunos eventos, ya que la Federación Internacional planea un cambio radical en los partidos para el futuro, con sets a cuatro juegos, como se ha probado ya en diferentes exhibiciones que han tenido lugar a lo largo de los últimos meses.
Es cierto que en algunas citas ya se ha eliminado esta peculiaridad, como en la Copa Davis o en el US Open. Parece ser que la enorme influencia de los tenistas que defienden que todo permanezca intacto ha propiciado que los tres primeros Grand Slam del curso permanezcan sin realizar este cambio. Entre estas figuras se encuentran los tenistas más laureados de la historia, como Federer y Nadal, entre otros.
Precisamente el suizo afirmó lo siguiente en 2013: «Es un gran debate. Se podría decir que un tiebreak es como un penalti en tenis. Cualquier cosa podría ocurrir. No quiero decir que el mejor o el peor gana, pero a veces ocurre, por eso creo que un set largo es buena idea en ciertas ocasiones». Así explicó que suprimir el desempate provoca que el ganador no siempre sea el mejor.
Nadal, incombustible, también se ha mostrado a favor de estos partidos interminables. Es más, el español aportó un matiz, el del sentimiento y la emoción que provoca en el aficionado vislumbrar un duelo hasta la extenuación. Sobre esta idea ha incidido el manacorense, asiduo a los envites largos, en sus constantes quejas sobre el escaso respiro permitido entre punto y punto.
Esa parece ser la encrucijada ahora mismo, abogar por esa sensación que transmite una batalla a más de cinco horas, o velar por el físico de muchos tenistas, obligados a retirarse en el partido posterior a su triunfo. Que se lo digan a Isner, que tras finalizar 70-68 en la quinta manga frente a Mahut en el partido más largo de la historia del tenis (más de once horas) en la primera ronda de Wimbledon, cedió después en poco más de una hora.
No ha sido la única queja que ha salido a luz en el segundo día de este Abierto de Australia. Verdasco, impotente, protestó contra el estado de la pista y de la bola: «Esta pista, para ser la central del Open de Australia es una locura como está. Parece una pista de moqueta de los años 80. Había bolas que venían llovidas sin ninguna intención, y de repente, pegaban una patinada que no era normal”. Un cúmulo de protestas que nadie ha seguido y que no desacreditan a una cita que con el paso de los años gana fuerza.
Alberto Puente