Por mucho que a estas alturas de la temporada, en el primer gran torneo serio del año, no sea para lanzar las campanas al vuelo, parece que esta vez sí, que Rafa Nadal ha vuelto. El manacorí ha vuelto a dar una exhibición de solvencia ante Gael Monfils y ya está en los cuartos de final del Abierto de Australia, donde ahora le espera el canadiense Raonic, que se deshizo a su vez de Roberto Bautista.
El tenista mallorquín, si le respetan las lesiones, es todavía mucho rival para cualquiera, por mucho que ese 'cualquiera' sea todo un número uno como el francés, que sólo creyó en que podía darle la vuelta al partido cuando, con dos sets a uno en contra, se puso 3-0 a favor en la cuarta manga. Todas sus ilusiones se fueron por la borda en cuanto el español igualó a tres. Su moral cayó nuevamente en ese instante, recordando al jugador frágil de mente que era en sus comienzos, y un nuevo break le bastó a nuestro compatriota para hacerse con la manga y el partido.
Al final, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-4 para Nadal, que volvía a clasificarse para cuartos de final de un Grand Slam, una ronda que no pisaba desde junio del 2015, cuando perdió con Novak Djokovic en Roland Garros. Ahora sólo le separa de las semifinales Milos Raonic, tercer tenista del ránking, que aprovechó el cansancio de Roberto Bautista y el cierre del techo de la Hisense Arena para ganar por 7-6 (6), 3-6, 6-4 y 6-1.
Esta será la tercera vez en la que se ven las caras en la presente temporada, con un balance de 1-1. Pese a la potencia del saque del canadiense, si Nadal logra que el partido se alargue podría tener mucho a favor. Para eso tendrá que seguir jugando el tenis que está mostrando hasta la fecha en Australia, donde parece que los 'viejos rockeros' han vuelto a resurgir, como demuestran tanto él como Roger Federer. Los organizadores ya sueñan con una final entre el suizo y el español.
M. A.