Roger Federer pensó en dejarlo tras inclinar a Rafael Nadal en el Abierto de Australia. Tras consumar el ansiado decimoctavo Grand Slam cinco años después de su última cosecha, el suizo meditó dejarlo en lo más alto, como en su día lo hizo su referente Pete Sampras, o más recientemente Flavia Penneta. “¿Cómo podría superar esto?”, ha admitido el suizo recientemente. Sin embargo, su firma con el torneo de Basilea hasta 2019 garantizan que tiene cuerda para rato. “Todavía tengo mucha gasolina en el tanque”, zanja.
Casi cinco años esperó Federer para volver a levantar un Grand Slam. El suizo acusó el transcurso de los años y la emersión de la mejor versión de Djokovic tras Wimbledon 2012. Él, reacio a despedirse del tenis sin el decimoctavo major, peleó contra los elementos, y pisó hasta tres finales (Wimbledon 2014 y 2015 y US Open 2015), pero el físico a cinco mangas parecía no responderle. Este curso, y tras un largo parón por problemas en su rodilla, hizo lo impensable y aprovechó las prematuras derrotas de los dos principales cabezas de serie.
Un triunfo de lo más emocionante ante Nadal, la bestia negra que tantas tardes de gloria le ha arrebatado. Derramó lágrimas el tenista de Basilea, que ha reconocido recientemente en el New York Times, como recoge Puntodebreak, que se le pasó por la cabeza dejarlo por todo lo alto. “Supongo que en un lugar lejano, la idea se me cruzó por la mente. Pensé: ¿Cómo podría superar esto?”. Una idea que sí llevaron a cabo Sampras, Penneta o Na Li en su día al poco de culminar un gran éxito.
«Pero la alegría fue inmensa y no podía dejar de ver la reacción de mi equipo cuando gané el match point, que no dejaban de saltar de alegría. Fue increíble. Muy divertido. Siento que quiero volver a vivir algo parecido otra vez», prosigue Federer, que parece decidido a incrementar un palmarés de escándalo. Lo cierto es que el número diez del mundo tiene “mucha gasolina en el tanque” y tiene planes a largo plazo, como se puede vislumbrar en el nuevo contrato que ha firmado con el torneo de Basilea hasta 2019.
Alberto Puente