Esta vez no hubo batalla, como en el Abierto de Australia. No existió el tinte épico, ni siquiera la incertidumbre o la emoción. El culpable, Roger Federer, que saltó sobre la pista central de Indian Wells consciente de que la presencia de Rafael Nadal hacía de los octavos de final una ronda trampa. Desde la primera bola que impactó se intuyó que marcaría la pauta del envite. Y así fue, tomó la iniciativa y a base de 'winners' desarboló al español, que algo incrédulo pronto se vio abajo en el marcador (0-2).
Pese a su empeño, el manacorense sólo dispuso de una oportunidad al resto, que su rival neutralizó con el servicio, otro aspecto en el que se mostró excelso. Con la brecha abierta, Federer aceleró, siempre con dos o tres marcha más su oponente, que tímido aguardaba las envestidas sin saber muy bien cómo reaccionar. No era para menos, pues la potencia de Federer, muy metido dentro de la pista, le obligaba a jugar por detrás de la línea de fondo. En media hora la primera manga estaba decantada (2-6).
Nadal salió cedido a cambiar el rumbo en el segundo acto, pero la intención no lo es todo. En su juego faltó profundidad con su derecha, incluso una mayor variación de alturas que pudiera aflorar las dudas en la cabeza del tenista de Basilea. Sin sus armas, a Rafa le tocó ir de nuevo a remolque (1-3). El español trató de mantener el pulso con su servicio, pero se quedó muy lejos de hallar la fórmula para frenar las embestidas de Federer, que en poco más de una hora certificó su triunfo (2-6 y 3-6) y su clasificación a los cuartos de final de Indian Wells. Allí le espera Kyrgios, que inclinó a Djokovic.
Datos previos al partido
Los pronósticos se han cumplido, y la central de Indian Wells acogerá este miércoles el trigésimo sexto episodio entre Rafael Nadal y Roger Federer. Una rivalidad extendida durante más de una década entre, para muchos, los dos mejores tenistas de la historia. Su cruce es prematuro, en octavos de final, pero la expectación pese a ello es máxima. La reciente final disputada entre ambos en el Abierto de Australia añade un punto extra de emoción a un envite con tintes épicos.
Nadal se ha clasificado para esta ronda tras inclinar a Pella y Verdasco sin ceder ningún set por el camino. Federer ha hecho lo propio ante Robert y Johnson, al que tumbó con algo de apuros (7-6 y 7-6). Español y suizo han protagonizado hasta la fecha treinta y cinco duelos, con un balance claramente favorable al español: 23-12. La primera vez que se midieron fue hace trece años (Miami 2004) y la última el Abierto de Australia este mismo curso.
Precisamente en Melbourne se volvió a vislumbrar el respeto que ambos se tienen y el lugar que ocupan en la historia. Una confrontación que acrecienta el interés en la cita de hoy. El tenis gana, como ha mencionado Garbiñe: “Creo que a la gente le da igual quién gane, sólo quiere verlos jugar”. Federer, a sus treinta y cinco años, se ha mostrado orgulloso de medirse a su rival: “Para eso estoy aquí, para jugar contra tíos como Rafa”.
Federer está ubicado en la décima posición del ranking, y ha llegado al primer Masters 1000 del curso con solo dos actuaciones: el Abierto de Australia, donde alzó su decimoctavo Grand Slam, y en Dubai, donde cedió con estrépito ante Donskoy en tercera ronda. El español llega con algo más de rodaje tras disputar Brisbane (cuartos de final), Australia (final) y Acapulco (final).
Alberto Puente