martes, noviembre 26, 2024
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Los precedentes colocan a Federer como número uno del mundo

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Inmerso en el ecuador de la temporada, a escasas semanas del arranque de la cita olímpica en Río de Janeiro, Roger Federer anunció que no competiría más en 2016. Unas molestias en su rodilla, que con anterioridad le habían forzado a renunciar a otras pruebas del calendario, le llevaron a tomar esta drástica decisión. La duda sobre su capacidad para volver a levantar un Grand Slam se decantó hacia el ‘no’, después de que Wimbledon 2014 se erigiera como su última gran conquista. No habían faltado ocasiones, pero las cinco mangas pesaban demasiado sobre su avanzada edad.

Ese recuerdo, tan cercano en el tiempo, ha quedado en el olvido. Como ya hiciera Nadal en 2013, el suizo aprovechó el parón para refrescar su mente, su cuerpo, y de paso reinventar su juego. Su regreso meteórico se plasmó en Australia. Agresivo al resto, su arma más exquisita pero a la par débil, el revés, se hizo más certera que nunca. Nadal, en una final histórica, le buscó esa zona una y otra vez, como antaño, pero en esta ocasión el helvético le desarboló. Su elevada potencia, producto del nuevo modelo de su raqueta Wilson, le llevó a alcanzar el decimoctavo ‘major’ y embolsarse dos mil puntos en la ‘Race’.

En Dubái debía reafirmar su nueva condición, pero un desastroso envite ante Donskoy (116 del mundo) le dejó fuera. Sin embargo, en Indian Wells demostró que aquello tan sólo fue una anécdota. El tenista de Basilea se consagró tras batir a su compatriota Wawrinka en la última ronda y sumó otros mil puntos en la carrera a Londres, que le permiten estar al frente. La ausencia de Djokovic y Murray en Miami y la eliminación del resto de cabezas de serie le colocan como principal favorito al título. De alzarlo, encadenaría los primeros tres grandes escenarios del curso como ya hizo hace más de una década (2006).

El suizo, aunque cediera en los cuartos de final del segundo Masters 1000 del curso, cerraría la gira con al menos 3.500 puntos en los tres primeros meses de competición. Unas cifras desorbitadas que apuntan claramente al número uno del mundo, pese a que este no sea el objetivo prioritario de Federer, que ha optado por dosificar su calendario.

Basta con mirar los últimos precedentes del resto de integrantes del ‘Big Four’. La última ocasión en la que Nadal se aupó al frente del ranking mundial sumó 1900 puntos hasta la gira de arcilla. Djokovic le arrebató esa condición al español en 2014, después de sumar 2540 puntos en los tres primeros meses del curso. Murray, con un inicio descafeinado en el que sólo acumuló 1290 puntos, consiguió acabar por primera vez en su carrera en el cetro mundial.

La temporada es larga y mantener esta inercia será complejo para Federer. Sin embargo, para el suizo lo mejor está por llegar. Si bien en la arcilla no aspira más que a cumplir, con expectativas bajas, después llegará la hierba, su superficie más idílica. Y a final de año, los eventos ‘indoor’. Y bajo techo, como avala su historial, Federer se maneja a la perfección. Estos datos colocan a Federer como futurible número uno del mundo, una condición que no posee desde noviembre de 2012. Tras arrancar en el año fuera del ‘Top Ten’, ya es sexto en el ranking. De Miami saldrá, como mínimo, en la quinta plaza, aunque tiene serias opciones de ascender al cuarto escalafón. Al regreso de Djokovic y Murray a la competición se empezarán a despejar las dudas. De momento, Federer reina en el circuito.

Alberto Puente

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