jueves, octubre 3, 2024
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El temor que pone en vilo la hegemonía de Nadal en arcilla

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Rafael Nadal ha alcanzado la decena de títulos en Montecarlo y Barcelona este curso, números que podría extender a otros escenarios como Roland Garros. Sin embargo, ante su público, en Madrid, el tenista balear ha sido incapaz de cosechar registros similares. Su bagaje es más que satisfactorios (se ha coronado en cuatro ocasiones), pero están lejos de ser hegemónicos. Existe un factor, la altura, que hace más vulnerable al número cinco del mundo, y que propicia que otros jugadores del circuito respiren aliviados al pisar la capital española.

Al contrario que el resto de citas sobre arcilla, Madrid no está al nivel del mar. Cuenta con una altura (657 metros), que más allá de propiciar fatiga hace que el juego varía en exceso. La propia Garbiñe Muguruza, en la antesala de esta edición, lo refrendó ante los medios de comunicación: “Me ha costado unos días adaptarme. Aunque no lo parezca, los tenistas notamos mucho la altitud”. El mensaje de la tenista nacida en Caracas no es algo aislado, el propio Nadal, antes del solidario Tiebreak Tenis celebrado el pasado jueves, le deseó suerte a Feliciano y advirtió de que con su servicio y la altura podría ganar.

Nadal, más perjudicado

La mayoría desembarca pronto en Madrid, con el objetivo de, a base de entrenamientos, adaptarse a unas condiciones cambiantes. La realidad es que la altura no le viene del todo mal a Rafa. La pelota bota más y supone una incomodidad mayor a la hora de ejecutar cada golpe. Este hecho propicia que el balear pueda nutrirse más del error del rival, algo que siempre juega a su favor dado su escaso registro de errores no forzados a lo largo de un envite. Esta característica contribuye a que el desarrollo de su juego sea más efectivo.

En cambio, la altura tiene perjuicios para Nadal que parecen pesar más. Un bote mayor se traduce en un problema a la hora de restar, y entre las mejores raquetas del circuito es el servicio del español el que menos hace temblar al oponente. Los sacadores como Feliciano, Federer o Kyrgios obtienen un beneficio que apenas notan en Montecarlo, Roma o Roland Garros. Del mismo modo, el juego se acelera. La defensa a lo largo del intercambio se hace más compleja y revertir la iniciativa se hace más difícil.  

Este aspecto convierte a la capital española en un escenario poco proclive para preparar el segundo Grand Slam del curso. Es por ello que Federer, en años anteriores, haya antepuesto en su calendario Roma. Es más, en 2010 se decidió cambiar el orden de estos dos eventos, y dejar al italiano como última prueba antes de París. Este hecho ha llevado a discutir si La Caja Mágica debería retornar a los años en el que el cemento era la superficie. Sobre esa pista rápida Nadal ganó un título. Desde que es polvo de ladrillo, Nadal ha sumado tres, solo uno más que Federer o Djokovic. Tras un inicio excelso de gira, la altura se erige como la principal amenaza con la que debe lidiar Nadal en su camino al título, donde le aguardan escollos de altura.

Alberto Puente

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