Pablo Carreño Busta (Gijón, 1991) amanecerá el próximo lunes como la segunda raqueta española en el ranking, solo por detrás de Rafael Nadal. Su notable progresión, sobre todo en arcilla, superficie de la que ha nutrido su calendario, le ha llevado a dar ese importante salto en el ranking (saldrá 17º si cede frente a Rafa). El español ha adquirido una gran solidez en el fondo de la pista que, aunada a un incremento de la agresividad, le ha llevado a doblegar por primera vez a un Top Ten (Milos Raonic) en Roland Garros, donde ha cosechado su mejor resultado en un Grand Slam (antepenúltima ronda). El último español en explotar esconde varias curiosidades en su carrera.
A los quince años no había pensado en ser profesional. A esa edad recibió la llamada del Centro de Alto Rendimiento de la Real Federación Española de Tenis para adentrarse en un mundo repleto de oportunidades, que le permitiría explotar su tenis y compaginar los entrenamientos con los estudios. El gijones se quedó “muy sorprendido” con esa llamada, ya que no se había planteado hasta la fecha dedicarse al tenis. “No lo dudé ni un momento, dije sí inmediatamente”. Esa fue la reacción instantánea de Carreño.
No era de los mejores de España. Que Carreño se llevara una sorpresa cuando le llamó la Federación Española no es ninguna casualidad. El español se sorprendió porque «no era de los mejores de España y no había competido a nivel Europeo». No obstante, la decisión no pudo ser más acertada, pues al poco tiempo el tenista de Gijón notó «la mejoría física, técnica, táctica y psicológica». Experimento un cambio «brutal» en apenas doce meses.
Nunca temió a las lesiones. Con 20 años, y en plena progresión a base de torneos Challengers que le sirvieron de impulso para los eventos más destacados, se vio obligado a frenar, como ya le había pasado en 2011. En este caso por una hernia de disco. Esos complicados momentos, cuando ya pugnaba por adentrarse en el Top 100, él mantuvo la calma. “Me preocupa que la lesión me deje fuera unos meses, pero no frenará mi progresión”, comentó entonces un joven confiado de sus posibilidades, solo cinco años después de haber apostado por el tenis como forma de vida.
Sus ídolos son Ferrero y Robredo. Pese a que en sus inicios en el circuito ya vislumbró cómo Nadal se convertiría en una leyenda del deporte, sus referentes son otros. La principal, Juan Carlos Ferrero. “Me gusta como jugaba y además ganaba muchos partidos”. Más entrado en edad, ya en Barcelona, los entrenamientos con Robredo le marcaron. “Me ayudó mucho, así que un poco los dos”, reconoció sobre sus inspiradores.
El Top 10, una de sus metas. Con veinte años, y ubicado en el puesto 158 del ranking, el tenista español tenía claro que al Top 100 llegaría “seguro”. Su aspiración máxima era colarse entre los diez mejores del ránking, aunque si al final quedaba inmerso entre el 30 y 50, se daría por satisfecho siempre y cuando “de el máximo de mí”.
Más allá del tenis. Carreño se define como un “chico sencillo”, al que le gusta jugar a las consolas y ver el fútbol, el siguiente deporte que más interés le suscita después del tenis. En el futuro, en caso de no haber triunfado como tenista, al español le hubiera gustado dedicarse a algo relacionado con el deporte, la física o la construcción.
El Conde de Godó. Al igual que muchos tenistas españoles, Carreño tiene devoción por este torneo del calendario. O al menos esa era su cita preferida, donde desde sus inicios ha recibido una ‘wild card’ para recibir el evento. “Se juega aquí en España, en Barcelona, donde entreno día a día y es un ATP 500. Me hace especial ilusión este torneo”, señaló cuando tenía veinte años.
Quizás, tras su aventura en Roland Garros, ahora sea este su torneo predilecto. Aquel joven que con quince años no esperaba lanzarse al profesionalismo, se ha convertido una década después en uno de los veinte mejores del mundo. Se adapta a la pistas rápidas, donde ha sumado dos de sus tres títulos, pero es consciente de que en la tierra batida despliega sus mejores cualidades. En un año perfecto, y tras derramar lágrimas a la conclusión de su envite con Raonic, Carreño prepara su duelo aplazado con Nadal, que se disputará este miércoles (11:00 horas) en la Philippe Chatrier.
Alberto Puente