Hay tenistas que deslumbran en su juventud y se pierden por el camino. Falta de físico, de mentalidad o incapacidad para exhibir su talento en el circuito profesional. No es el caso de Felix Auger-Aliassime, al que las cámaras le siguen desde que era bien niño, y que ha cumplido con creces todas las fases de su desarrollo. Diferentes récords de precocidad a sus dieciséis años, que le han catapultado a las puertas del Top 200 del ranking ATP a la pugna por estar en la cita de Milán a final de año con los mejores jóvenes.
Su padre es de Togo, y de ahí que se identifique con jugadores como Monfils y Tsonga, aunque idolatra a dos leyendas como Federer y Nadal. Él, en cambio, nació en Canada, al igual que su madre. Ahí empezó a fraguar una trayectoria que de seguir en esta línea ascendente podría equipararse en un futuro a lo que ha obrado el ‘Big Four’. Aliassime saltó a escena en 2015, cuando con 14 años se convirtió en el tenista más joven de la historia en ganar la primera ronda de un torneo de categoría Challenger, la antesala al circuito ATP. En la siguiente fase, tumbó al número 205 del mundo. Desde entonces en las redes sociales han circulado vídeos en el que se apreciaba un potencial más que ilusionaste.
Con el transcurso del tiempo ha sabido quemar las etapas. En ese mismo 2015 alzó el US Open en la modalidad de dobles junto a su compatriota Shapovalov, otra firme promesa. Antes de concluir la temporada le dio tiempo a conquistar la Copa Davis Junior celebrada en la Caja Mágica. Se convirtió en el jugador más joven en romper la barrera del Top 800. Sus éxitos prosiguieron en 2016, donde hizo final en Roland Garros Junior y cosechó el título en el US Open. Con dieciséis años y tres meses se apuntó su primer título ITF en Birmingham.
Este 2017 el canadiense afrontaba el reto de acercarse a la élite, quizás uno de los más complejos en la formación de un tenista. Sus virtudes, en cambio, han hecho que no le resulte nada difícil. Un juego potente desde el fondo de la pista, dominador, con un saque y un juego en la red que le ofrecen diferentes alternativas. Un físico que se ha desarrollado en los últimos años y que deja una figura de 1,91 metros de altura y 82 kilogramos. Un perfil más que satisfactorio para ejercer su dominio en la pista.
.@felixtennis reacts to winning his first #ATPChallenger title in Lyon on Sunday.
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— ATP Challenger Tour (@ATPChallenger) 18 de junio de 2017
Este fin de semana Aliassime ha vuelta a acaparar todos los focos, tras convertirse en el séptimo jugador más joven en ganar un Challenger, y el primero desde Tomic en 2009. El canadiense se deshizo en Lyon del número 153 del mundo en dos sets y se llevó las manos a la cabeza, incrédulo. Éxitos precoces que de momento no interfieren en la cabeza de una persona centrada en los suyo, según apuntaron hace meses entrenadores que trabajan con él cada día. “Quiero seguir jugando por placer. No juego para mi entrenador ni para mi padre”, mencionó Aliassime hace dos años.
Sus números le colocan como el decimocuarto mejor tenista por debajo de los 21 años. Con cuatro años menos que la mayoría de sus rivales, está en la pugna, al menos por ahora, para acudir al evento que se celebra en Milán a final de año. Aliassime ha dado su primer paso importante. Ha quemado etapas pese a tener que lidiar con las miradas de expertos. La presión no le sacude, la cabeza permanece centrada y sus habilidades están fuera de discusión. A día de hoy, el canadiense es el jugador más prometedor del mundo en el circuito.
Alberto Puente