Los días de espera han llegado a su fin. Este sábado, en Düsseldorf, arrancará el Tour de Francia con una contrarreloj de 14 kilómetros. Una pequeña parte de las 21 jornadas que aguardan a los corredores, que ya en la primera semana afrontarán las primeras duras ascensiones. Sin pavé, y sin otorgar mucha influencia a las cronos, la montaña, como siempre, será quien designe al campeón. La prestigiosa carrera, que por primera vez será emitida de forma integra (al menos en Francia), se presenta más incierta que nunca, con un bagaje de los principales favoritos que no termina de convencer.
Desde el inicio será un solo hombre el que lidie con el cartel de favorito: Chris Froome. Tres coronas en la ronda ciclista gala le avalan (2013, 2015 y 2016). «Quiero mi cuarto Tour, quiero hacer historia», ha dicho el británico, que de alzarse con el triunfo se situaría a uno del récord de Indurain y compañía. Sin embargo, su nivel en este 2017 está en entredicho. Ha disputado un total de cinco citas previas, algunas de su gusto, y no ha sumado un solo triunfo. Ni siquiera se ha posado en el podio. Su mejor resultado se ha producido recientemente en la Dauphiné (cuarto), donde fue superado por rivales a priori de segunda fila. Su tranquilidad para responder a los fatigantes ataques y su capacidad para rendir notablemente en las cronos, le dejan, pese a las dudas, como la principal figura.
Gracias en parte a que su máximo competidor, Nairo Quintana, llega tras un duro Giro de Italia en el que se quedó a las puertas del triunfo. El colombiano, de no haber estado en la primera grande, hubiera acaparado todos los focos. Su 2017, de menos a más, es cuanto menos notable. Tras conquistar el pasado curso la Vuelta a España, esta temporada ha sumado la C.Valencia y la Tirreno Adriático, además de acabar segundo en Asturias y en el Giro. Desde Movistar aseguran que su pupilo está en un momento óptimo, pero las dudas tras su reciente esfuerzo son más que evidentes. El próximo miércoles llega la primera toma de contacto, donde se disiparan algunas dudas.
El tercero en discordia es Alberto Contador. El español busca su tercera corona en París (le retiraron una por dopaje). Este curso se cumple una década de su primer triunfo, un recuerdo inolvidable para el pinteño, que ha recordado a través de las redes sociales. «Mañana empieza un Tour con las mismas ganas e ilusiones», ha mencionado. Su carácter y su forma de encarar las ascensiones siempre le integran en las quinielas. Esta campaña se ha preparado minuciosamente, aunque sin excesiva fortuna. Así lo dictan sus segundos puestos en la Vuelta a Andalucía, París Niza, Volta a Catalunya y Vuelta al País Vasco. Tan meritorios como insatisfactorios. En la Dauphiné (undécimo) no quiso arriesgar. El ciclista de Trek asegura batalla.
El nuevo temor para los tres colosos de la última década es Richie Porte. Aquel que contribuyera en los éxitos de Froome en su etapa en Sky, es ahora líder del equipo BMC. El pasado año ya firmó el quinto puesto en el Tour, y este curso ha refrendado que está capacitado para altas cotas. Suma tres triunfos de etapa y ha conquistado el Down Under y Romandía. En la Dauphiné clasificó segundo. Está en racha y más fresco (suma 29 días de competición) que el resto de sus principales rivales. En las casas de apuestas (tres euros a uno) es considerado la primera alternativa a Froome. Tras él se presentan otros nombres como Fabio Aru, Bardet o Chaves. Muchos nombres que se descartarán a lo largo de los 3.516 kilómetros a los que tienen que hacer frente los corredores. París espera al campeón.
Alberto Puente