Hace poco más de un lustro, en 2010, el tenis alcanzó su máximo esplendor a nivel federativo con 110.000 licencias. Casualidad, o no, coincidió en el tiempo con la emersión de Rafael Nadal, que en 2008 despegó hacia el número uno del mundo tras conquistar su primer título en Wimbledon. Dos años después repitió conquista en el segundo y tercer Grand Slam del curso. Muchos jóvenes empezaron a soñar con repetir algún día sus hazañas, y se adentraron en un deporte de lo más complejo. De aquel auge, siete años después, no queda ni rastro.
Mientras se habla de la falta de un relevo fiable, en manos ahora de Kuhn, Davidovich o Nicolás Álvarez, cada vez son menos los deportistas españoles que practican este deporte de forma profesional. Desde entonces, hasta ahora, las licencias han caído más de un 20%, o lo que es lo mismo, en 30.000 personas. Así lo refleja la última lista de 2016 que recoge el Consejo Superior de Deportes en su web. Ese espacio huérfano se ha encargado de llenarlo el pádel, cuyo crecimiento carece de precedentes.
Esta nueva disciplina ha pasado de contar con 16.000 licencias en 2006 ha contar con 56.000 en 2016. Si hace una década la diferencia entre ambos era de 88.000 deportistas, en la actualidad la brecha es de tan sólo 25.000. La inercia de los últimos años se ha mantenido y en los próximos no parece que vaya a cambiar. La Real Federación Española de Pádel, una de las que mejor muestra el número de licencias en su plataforma digital, ofrece ya los demoledores datos de 2017: 61.000. Esto supone un incremento de 3.000 personas cuando tan solo han transcurrido siete meses del curso. Un porcentaje de subida mayor al que se produjo entre 2015 y 2016.
Uno de los factores más influyentes es la aportación de la mujer, a la que corresponde más de un tercio de la representación global, un porcentaje que difiere mucho del tenis. La rápida adaptación y el hecho de ejercerlo en pareja, son otros factores que juegan en favor del pádel. En la calle, la diferencia también es abismal. Mientras en el tenis la instalación de pistas ha cesado, más allá de la Rafael Nadal Academy, en el pádel la expansión es total. Y es que se encuentra entre los siete deportes más practicados de España, según relato el jefe de la RFEP a Estrella Digital hace poco más de un año.
El auge del pádel se refleja en la cúspide del circuito profesional, con hasta tres hombres (Francisco Navarro, Matías Díaz y Juan Mieres) y diez mujeres en el Top Ten del ranking mundial. En el tenis, por suerte, la representación española sigue siendo mayúscula en el Top 100. Sin embargo, los datos analizados dejan marcado un futuro desigual en ambas disciplinas.
La caza, el tercer deporte con más licencias
El fútbol es inamovible y se mantiene como el más practicado. El baloncesto es el primero en aparecer a la sombra del ‘deporte rey’. Lo curioso, y lleva así ya muchos años, es que la caza se erige como el tercero con un mayor número de licencias con un total de 332.000 en 2016, una cifra que triplica al tenis. Montaña y escalada es otro de los grandes atractivos. El Balonmano, el atletismo, el ciclismo y el voleybol se mantiene gracias a sus fieles. Otros como el tenis de mesa no atraviesan su mejor momento, con una pérdida progresiva.
Alberto Puente