martes, noviembre 26, 2024
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La chica de moda se carga a Garbiñe

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Jelena Ostapenko está de moda. A sus veinte años, la joven letona ha experimentado una progresión meteórica. Tras ganar Roland Garros en su primer cuadro final de Grand Slam, sigue acumulando éxitos. La semana pasada conquistó el WTA de Seúl y este jueves ha tumbado a Garbiñe Muguruza (6-1, 2-6 y 2-6), número uno del mundo. En la penúltima ronda del torneo de Wuhan se enfrentará a Barty.

Más allá del pase a semifinales como premio, el encuentro generaba expectación por lo que ambas tenistas representa. Las dos últimas ganadoras de Roland Garros, frente a frente. La número uno frente a una joven letona que aspira a serlo en un futuro cercano. La primera manga, eso sí, iba a dejar patente que a Ostapenko aún le queda camino para aspirar a esa condición. La vigente campeona en París fue un reflejo de aquello de lo que pecaba Garbiñe hace no demasiado tiempo: un único plan.

La pupila de Anabel Medina se jugó todo al cara o cruz, sin una estrategia alternativa. Y en esta ocasión, más que winners cosechó errores no forzados. En total, quince sólo en la primera manga. A este problema tenía el añadido de su servicio, quizás la faceta que más deba trabajar de cara al futuro. Como la pasara en su anterior envite, se sucedieron las dobles faltas y su cabeza empezó a acusarlo. Sus saques, cada vez más tímidos, se encontraban con la respuesta inmediata de Muguruza, que olió el miedo de su rival. La tenista nacida en Caracas se mostró más sólida que en las jornadas previas y sólo tuvo que extender los intercambios hasta apuntarse, holgadamente (6-1), el primer acto.

En la segunda manga se produjo un giro de los acontecimientos. Se empezó a vislumbrar, al fin, una contienda más igualada. Ostapenko aceptó los puntos largos sin resignación y Garbiñe empezó a asumir más riesgos para hallar el ‘winner’. Así, la letona obtuvo esas bolas de break que no llegó a vislumbrar en toda la primera manga. Y al servicio, más calmada, mejoró sus porcentajes. La combinación se tradujo en éxitos para Ostapenko, que se apuntó la segunda manga por 3-6.

El tercer acto arrancó con incertidumbre. El físico y sobre todo la mentalidad empezaron a jugar un papel fundamental. Cuando Ostapenko se vio contra las cuerdas, Garbiñe erró. Tanto como para permitirle a la letona reengancharse al duelo (2-2). Jelena, con un tenis directo y acertado, firmó su tercer juego consecutivo y obligó a Muguruza a reclamar la presencia de su entrenador Sam Sumyc. La conversación no fue nada fructífera, pues la joven letona alargó su racha hasta cerrar el encuentro (2-6), con una versión muy similar a la exhibida en Roland Garros. Es la chica de moda.

Alberto Puente

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