Tras encadenar los títulos del US Open y de Beijing, Rafael Nadal se postuló como el máximo favorito para el tramo final de la temporada. Tras perder la final de Miami, Shanghái, París y Londres aparecían marcadas en rojo en su calendario, como territorios aún por conquistar. En el final de la gira asiática volvió a toparse con su bestia negra en este curso, Roger Federer. Así pues, optó por ausentarse de Basilea para encarar con garantías las dos últimas citas de la temporada, que se disputan en unas condiciones adversas para el tenis del manacorense. Sin embargo, a posteriori se ha comprobado que el descanso ha llegado demasiado tarde.
Tras firmar dos triunfos con molestias en su rodilla izquierda, Nadal se vio obligado a renunciar al evento francés antes de disputar su encuentro de cuartos de final ante la sorpresa Krajinovic. El español, que pidió a los organizadores del torneo disculpas en innumerables ocasiones, no quiso poner en riesgo su físico, consciente de que no soportaría el dolor hasta la final del domingo en la que finalmente fue Jack Sock quien obtuvo el triunfo y, de paso, el billete más barato a la Copa de Maestros que se recuerda.
El balear, tras tirar al traste la mejor oportunidad de su carrera para levantar por primera vez el Masters 1000 de París, ahora podría hacer lo propio con la Nitto ATP Finals. La competición arranca este domingo, y aún no sabe si competirán. Pendiente de él están Carreño e Isner, suplentes tras la renuncia de Juan Martín del Potro a ostentar ese rango. Según ha confirmado el diario As, Nadal viajará a Londres este miércoles para probarse, antes de decidir si finalmente si se inmiscuye en uno de los eventos más prestigiosos que aún no posee en su palmarés.
El tenista español no ha planificado óptimamente su calendario, después de sufrir una larga lesión y de superar la treintena (31 años). Más, tras observar el buen rendimiento sobre la pista y la suma de partidos que ha acumulado. En su calendario figuraban 21 torneos, en total 25 semanas de competición, contabilizando la exhibición en Abu Dhabi a principios de año. De ese listado sólo se ha saltado Rotterdam, Basilea y Queen’s. En mitad del curso soportó tres meses extenuantes sobre polvo de ladrillo, que se saldaron con una inoportuna e inesperada derrota en el Masters 1000 de Roma fruto del cansancio.
La variación parece escasa a tenor de la enorme cantidad de triunfos que ha sumado. El español no es el que más torneos ha disputado en este 2017, pero sí el que más encuentros ha afrontado de todos los hombres que se han clasificado para la Copa de Maestros. Un dato a tener en cuenta, ya que de los ocho participantes es el segundo más veterano. En total, 77 envites. 24 partidos más que el suizo, que oxigenando su calendario ha conseguido firmar una de las mejores temporadas de su carrera y, a la par, sostener casi hasta el final la pugna por el número uno del mundo.
El que más de cerca le sigue es Goffin con 76. Jóvenes que emergen con fuerza como Zverev o Thiem se quedan con 74 y 73 partidos. Sock, el último en colarse en la cita, tan sólo suma 55. Nadal se quedará como mínimo en 80 partidos si finalmente disputa el evento. En caso de ganar el torneo sumaría 82 partidos, una cifra que no alcanzaba desde 2013, su último gran año, en el que también firmó dos Grand Slam. Y todo, sin contar la Laver Cup, un torneo de exhibición que también supuso un importante desgaste. Nadal se ha guiado por las sensaciones de su cuerpo y este ha dicho basta en el momento más inoportuno.
Alberto Puente