martes, noviembre 26, 2024
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Nadal se queda sin excusas

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La última lesión ha agotado la paciencia de Rafael Nadal. El balear, que tenía un camino apacible hasta la final del Abierto de Australia, se vio forzado a retirarse en su duelo de cuartos de final frente a Cilic, cuando estaba inmerso en la quinta manga. Tras el envite, en caliente, se quejó de que la organización no tenga en cuenta la salud de los tenistas y tan sólo mire por su propio bien. El balear protestó por la dureza de las pistas y afirmó que siente preocupación por cómo estará su cuerpo cuando decida retirarse, teniendo en cuenta que con casi 32 años sigue compitiendo al máximo nivel.

“Si cada vez se juega más rápido, si cada vez se golpea más fuerte y se juega en superficies tan duras, pues hay que plantearse por qué ocurren tantas lesiones, por qué hay tanta gente que sufre de las caderas, que no es mi caso, pero por qué hay tantos problemas en general”, relató el mallorquín, uno de los hombres que más veces se ha visto obligado a parar en el circuito. Sus palabras toman sentido cuando vislumbramos el puñado de tenistas afectados por el físico en la recta final de 2017: Nadal, Wawrinka, Nishikori, Murray, Raonic…

A su edad, en otra época, muchos habían colgado la raqueta. Él, en cambio, es actualmente el número uno del mundo. Las cosas han cambiado, aunque Nadal no termina de adaptarse. La decisión y las sensaciones son suyas, pero no parece el más indicado para protestar por los sucesivos viajes y eventos a los que se exponen los tenistas a lo largo de una temporada. El español es uno de los pocos que puede saltarse tres Masters 1000 y, sin embargo, en su calendario para 2018 asegura su presencia en todos ellos.

Hay tres reglas que eximen a los tenistas de disputar un Masters 1000. Haber disputado 600 partidos oficiales, acumular doce años de experiencia y haber cumplido los 31 años. Nadal cumple todas ellas, por lo que puede evitar acudir a diversos escenarios si le viene en gana. Y pese a ello, apenas lo hace. De ahí que tanto Federer como Cilic le hayan mandado un recado. Ambos tenistas le han dejado caer a Nadal que con su historial de lesiones no puede sostener esa agenda tan intensa.

Federer es el mejor ejemplo a seguir para el balear. El suizo se saltó toda la gira de tierra la temporada pasada, en lo que fue una elección arriesgada pero acertada. Apenas cedió en seis ocasiones y firmó uno de sus mejores años deportivos. Incluso llegó a pugnar por el número uno hasta el último mes de competición. Mientras muchos intuían su retirada, el ha resucitado hasta el punto de estar a dos partidos de alzar su vigésimo Grand Slam. Una leyenda que ha sabido dosificarse y que podría extender su trayectoria hasta los cuarenta años.

Otro de los motivos que retratan a Nadal son las exhibiciones. El español gestiona bien su etapa más dura sobre la hierba y acude directamente a Wimbledon. Sin embargo, tras el US Open, se carga en exceso de partidos. De ahí que muchas de las conquistas que aún le faltan (Shanghái, París y Londres) sean todas a finales de curso. Él, que tanto necesita un descanso, no dudó en embarcarse en la nueva Rod Laver Arena. Otros años han sido otros eventos. Acude a exhibiciones y después se queja del calendario. El español es libre de escoger, pero tiene permiso y cabeza para evitar estos males. 

Alberto Puente

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