Según recuerda el diario El Mundo, Niki Lauda se convirtió en un personaje incontrolable, como analista polémico, muy polémico. Como comentarista de las carreras para la cadena privada alemana RTL, el tres veces campeón del Mundial era muy duro en sus críticas y casi nadie se atrevía a responderle. En primer lugar, por su ascendente en el campeonato; en segundo, por los toques de humor que añadía a sus juicios.
En los últimos tiempos, tres de sus ‘víctimas’ fueron ilustres campeones.
Lewis Hamilton en sus inicios: «Estos tipos no tienen ni idea. Pilotan karts y después pasan a la Fórmula 1. No saben más que acelerar y mover el volante, pero no desarrollan su personalidad. El único carisma que tiene un tipo como Lewis Hamilton es su novia».
Fernando Alonso: «Alain Prost era un perro, pero Fernando Alonso es mucho peor. […] En vez de quejarse y lamentarse, que es lo que Alonso ha venido haciendo hasta el momento, todo lo que necesita es concentrarse en conducir más rápido».
Y Sebastian Vettel en las últimas temporadas: «¿Por qué Vettel siempre se está quejando y refunfuñando? Se vuelve cada vez más molesto, ¿por qué es tan sensible? Nunca había sido así de malo antes. Las emociones le distraen de pilotar rápido y de centrarse en sus verdaderas batallas»
Pero no fueron los únicos. Lauda criticó el protagonismo de la electrónica en los actuales monoplazas («los podría conducir un chimpancé») y prácticamente a todos los coches de la parrilla. Sus comentarios sobre el Ferrari de 2014 («es una mierda») llegaron a hacer, por ejemplo, que la propia escudería le pidiera que rebajase un poco el tono, sin mucho éxito. Para su recuerdo también su humor y la tranquilidad con la que hablaba de las desgracias sufridas.
Por ejemplo esta declaración: «Viendo los salarios de los pilotos en la actualidad si yo fuese estadounidense probablemente demandaría a mi madre por haberme tenido demasiado pronto»
O esta: «Mi trabajo dependía únicamente de mi pie derecho, mi apariencia física no me importa».
Estrella Digital