viernes, noviembre 22, 2024
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¿Por qué una chica de 14 años no puede jugar al fútbol con sus compañeros?

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Claudia es una chica palentina que el próximo año cumple los 14 y que lleva desde pequeña jugando al fútbol con Adrián, Jaime, Guille y Samuel. Siempre ha sido una más en el equipo en el que no podrá continuar la temporada que viene porque el reglamento federativo de Castilla y León no se lo permite, simplemente porque es una chica.

Claudia lleva desde los 3 años pegando patadas al balón, jugando en el patio del colegio y en las pistas del barrio con niños y niñas, con normalidad, sin distinciones.

A los 9 años la vieron jugar en un torneo que hizo el colegio y su madre, María Villagrá, recuerda el momento a Efe: «Me dijeron que le veían muchas cualidades y que la apuntara a un equipo. Y ella encantada, claro», explica María, quien, sin embargo, reconoce que hubiera preferido que eligiera otro deporte «porque el fútbol siempre ha sido muy machista».

«Pero Claudia siempre ha tenido las ideas muy claras, se empeñó en seguir jugando al fútbol porque es lo que le gusta y lo que quiere hacer, como cualquier otro niño de su edad», resume.

Empezó a jugar con su actual equipo, el Club Internacional de la Amistad, en categoría infantil a nivel regional y, según el club, con un nivel futbolístico igual al de sus compañeros.

El problema se plantea el año que viene. Claudia cumplirá 14 años y es chica. Solo por eso, la próxima temporada tendrá que dejar el club, a su equipo, a sus amigos, y quien sabe si tendrá que renunciar a su sueño, porque en Castilla y León no hay ningún club femenino de la categoría cadetes (la que le correspondería por edad), ni equipos mixtos.

Claudia podría seguir jugando en el mismo club en la categoría infantil (con niños más pequeños) o en un equipo femenino en Aficionado (donde se mezclan muchas edades), pero no con sus compañeros de los últimos años.

«Podría jugar con mujeres que pueden tener hasta 15 años más que ella, pero no puede jugar con niños de su misma edad y mentalidad», reflexiona su madre.

En otras palabras, puede ir al colegio, al instituto y a la universidad con chicos, pero jugar al fútbol no. O en otras: «si Claudia fuera un chico seguiría con su equipo, pasaría a cadete, juvenil, aficionado… Pero es una chica y vive en una comunidad autónoma donde no hay equipos mixtos, ni equipos femeninos en su categoría».

Ante esta situación, su familia solo pide que pueda jugar al menos otros dos años en su equipo de toda la vida.

Pero la realidad es que desde hace décadas en algunas comunidades hay barreras que obligan a muchas niñas a abandonar este deporte porque no tienen opciones para continuar solo por ser niñas.

«El problema lo creamos los adultos, que vemos desigualdades donde no las hay», afirma María, que solo quiere que su hija sea feliz haciendo lo que más le gusta y lo que más le gusta es jugar al fútbol. ¿Por qué tiene que se eso un problema?», se pregunta.

También tiene claro que la mejor herencia que, como padres, pueden dejarle a su hija es que sepa que «hay que luchar por lo que uno cree que es justo». A ella y a sus hermanos, de 7 y 9 años, que tampoco entienden por qué Claudia no puede jugar con su equipo «si juega superbién» y creen que «los que mandan están locos si no la dejan».

«Sus hermanos no lo entienden, su club no lo entiende, su equipo no lo entiende, en el colegio no lo entienden, en otros clubes de la provincia no lo entienden», relata María. «¿Y si a nadie le parece lógico, por qué no se cambia la normativa?», se preguntan todos.

Con este objetivo, y para derribar barreras, la familia ha puesto en marcha una petición en la plataforma Change.org que suma más de 29.400 firmas y han expuesto estos argumentos a la Federación Española de Fútbol y a la de Castilla y León, a la directora de Deportes y a la directora de la Mujer en Castilla y León, así como a la Asociación de Futbolistas.

Como respuesta han recibido buenas y malas palabras, pero aseguran que como padres van a pelear para que su hija no pierda la libertad de poder elegir cuándo y con quién juega al fútbol, en igualdad de condiciones con sus compañeros y de acuerdo a lo establecido por la FIFA y el Parlamento Europeo.

Una lucha pequeña, reconocen. Pero las grandes gestas empiezan por batallas pequeñas. Y si se trata de soñar más grande, sueñan con un fútbol femenino mejor valorado en España, donde todavía queda mucho por hacer, pero esa es otra lucha.

Almudena Álvarez

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