Los resultados de la clasificación de ayer, nada tienen que ver con cómo ha sido la parrilla en el mediodía de hoy. Tercer fin de semana consecutivo que el Gran Circo acapara las miradas de los aficionados del motor. Las penalizaciones han cambiado el orden completamente y la carrera prometía mucha emoción. Otra victoria de Verstappen que partía desde la 7ª posición. Quinta victoria consecutiva para el holandés. Leclerc segundo y Russell completaba el podio.
Pero eso si, el poleman del fin de semana, a conciencia, sin penalización alguna, salía desde la primera posición. Charles Leclerc conseguía el mejor tiempo al ayudado por un Sainz que le brindaba el rebufo sabiéndose ya relegado a una de las últimas plazas de la parrilla. Salió 18º. Le seguían Russell y los dos McLaren en la segunda fila.
Como no, Verstappen, que había hecho el segundo mejor tiempo en la qualy, y penalizado con cinco posiciones, salía 7º. Y efectivamente, lo volvía a hacer. El holandés no se pierde una y no parece estar por la labor. En casa de los Ferrari, MadMax vuelve a hacer una de las suyas y consigue la victoria por delante de Leclerc.
La casa de Ferrari. Increíble remontada de Sainz
La carrera empezaba con Leclerc desde la pole. Un Ferrari desde la primera posición y los Tifosi en la grada animando al monegasco. Sainz desde la 18ª posición.
El Gran Premio de Monza ha estado marcado por los adelantamientos. Y es que Sainz, que salía 18º ha acabado el 4º en una demostración increíble de talento. Por su parte, Verstappen, lograba una nueva victoria que le acerca más a su segunda campeonato del mundo consecutivo desde la séptima posición. 6 vueltas le costó al holandés ponerse en segunda posición y Leclerc ya le veía las orejas al lobo. La superioridad de Red Bull esta temporada es abrumadora.
Leclerc, que había dominado la carrera desde el principio, le regalaba la primera plaza a Verstappen en una nueva parada de Ferrari. El intento por combatir la velocidad de los de Red Bull, no funcionó. MadMax se colocaba primero y Leclerc muy lejos del holandés aunque con ruedas blandas.
Al final de la carrera, el abandono de Ricciardo hacía salir a pista el Safety car, que se encargaba de juntar de nuevo todos los coches. El final prometía ser bonito: Leclerc iba a por la victoria, Sainz a por el podio. Los tifosi desde la grada estaban emocionados con la carrera de los dos Ferrari. Pero no pudo ser. El coche de seguridad no se iba hasta la última curva. No hubo opción para los del Caballino rampante a dar espectáculo. Otra victoria de Verstappen y Ferrari se queda de nuevo con la miel en los labios.