Como todos los mundillos que existen en la actualidad en nuestra sociedad, el del simracing tiene una serie de curiosidades y particularidades. Una de ellas, obvia quizás, es la del volante. Su uso parece evidente dado que se trata de conducir (si hablamos de coches, pues la cosa cambia de manera diametral para simuladores de motos, simuladores de aviones o incluso de tanques que son un mundo aparte). Ahora bien, una cuestión tratada a menudo es el de la calidad de los volantes, o de los periféricos en general. Existen muchos volantes en el mercado en la actualidad, pero ¿un volante mejor te hace mejor piloto o te hace ser más rápido?
El periférico es, en definitiva, lo que conecta a la persona con el simulador. La interfaz que lee todos y cada uno de los movimientos que realiza, los ajustes, por muy milimétricos que sean, que se traducen en los movimientos que vemos en la pantalla (que también requiere su artículo aparte, por cierto).
Cualquier toque de incluso dos grados que realicemos en el volante o un cambio de presión que realicemos en el acelerador o el freno debe ser tomado en cuenta. Y no solo tomado en cuenta, sino registrado de manera acorde por el propio simulador de manera que tenga sentido – esto se cumple tanto para simuladores más estrictos como para juegos de estilo arcade, incluso si estos tienen físicas menos realistas o más fantasiosas.
En la actualidad tenemos una gran cantidad de fabricantes, siendo Logitech, Thrustmaster y Fanatec los más extendidos a día de hoy. Por supuesto, existen muchos otros, siendo un mercado que tiene mucho futuro a corto, medio y largo plazo – y con más recorrido del que creen algunos. Cada uno de los fabricantes cuentan con su propia gama, acomodándose a quienes quieren una experiencia más ‘familiar’ o necesitan un volante de altas prestaciones, con un motor de la más última tecnología. Por no hablar de los simuladores ‘profesionales’, pues hoy todo equipo profesional cuenta con simuladores dedicados para trabajar, algo que se puede ver en los equipos de Fórmula 1.
A día de hoy, un volante de 900 grados y una pedalera de tres pedales es lo mínimo a lo que uno debería aspirar – pues hay volantes de 900 grados con casi veinte años de antigüedad. Más adelante uno se mete en materia con la calidad de las células de carga, también conocidas como celdas de carga. Ahora bien, muchas veces la pieza que mejor o peor funciona, tanto en un simulador como en la vida real…está entre el asiento y el volante.
¿Qué volante escojo?
La pregunta ha generado polémica en más de una ocasión y es que la respuesta es subjetiva, según el caso y el usuario. Y, por doloroso que pueda ser, por el nivel de su usuario regular. No todos somos Michael Schumacher, Ayrton Senna, Lewis Hamilton, Fernando Alonso y Yuji Ide unidos en un solo ser en nuestra habitación. Conocer las limitaciones de uno mismo a la hora de colocarse al frente de la pantalla es lo mejor para saber qué volante es apropiado para ti. Por supuesto, el tema del feeling con un volante concreto u otro es vital, pues unos fabricantes dan un feeling o un tacto determinados con respecto a otros.
Si alguien que acaba de empezar en el mundillo o apenas conoce el simulador que lo prueba coge el volante más avanzado a nivel tecnológico del mundo…no le va a servir de mucho. En el mundo de los simuladores de simracing, hablamos de que existen simuladores que pueden superar los 4.000 euros con facilidad – por ese precio uno puede encontrar coches de segunda mano reales muy interesantes en el mercado.
Un buen piloto de simracing puede sacar oro incluso de volantes de gama media-baja. Obviamente, no de un volante ‘de broma’, pero sí de uno de unos 250-300 euros. Como ejemplo de ello, Eneko Hurtado logró en la temporada 2022 el título del Supercampeonato de España de Rallyes Virtual utilizando un volante Logitech G29, una opción popular por su precio y prestaciones. Ahora bien, no es el volante más avanzado ni el que transmite feedback con la mejor precisión del mercado, existiendo volantes más desarrollados en la actualidad. Lo mismo ocurrió en 2020, cuando Kilian Santana consiguió el título absoluto con un volante similar (de Thrustmaster en su caso).
En general, lo más apropiado a la hora de escoger un volante de simracing es saber el nivel que tiene realmente cada uno. Es preferible quedarse mucho tiempo con un volante ‘normal’ y aprender a dominarlo que estar cambiando de manera constante con volantes cada vez más caros. Saber exactamente cómo se comporta cada uno o lo que va a transmitir para así saber exactamente los grados de giro que se van a utilizar en una curva. Si uno consigue no girar de más en cada curva, la trazada será más fina y por tanto se ganará tiempo, aunque sean milésimas.
¿Y los pedales, además del volante?
Quizás sea una cuestión más importante que la del propio volante, si cabe. Parece una tontería, pero ser capaz de aplicar exactamente, al milímetro, la cantidad de acelerador y de freno que se necesita a la entrada y salida de una curva tiene una importancia enorme. No en vano, sin poder frenar o acelerar con la precisión adecuada, es imposible que salgan tiempos decentes. No es extraño – todo lo contrario – ver que simracers combinan un volante concreto con una pedalera que suele ser más avanzada que la que viene emparejada de entrada con dicho volante.
Aquí el funcionamiento de las células de carga es muy importante. Estos elementos son una especie de muelle que convierte la carga que se ejerce sobre ellas en una señal eléctrica determinada. Esto es posible gracias a un fluido de llenado almacenado en una pequeña cámara – la presión del fluido es lo que determina cómo se interpreta la señal, resultando en la aplicación del acelerador o freno. Dado que el embrague se utiliza para las funciones habituales, lo habitual es pisarlo a fondo o casi a fondo para cambiar de marchas, pero aún así también puede marcar diferencias, aunque sea en tacto.
Por tanto, una vez un simracer ya tenga un nivel determinado y le apetezca cambiar de volante, quizás deba prestar la misma atención o más a la pedalera y el tacto que tiene. El mantenimiento de la pedalera y de las células de carga es también importante, dado que están sometidos a un uso intenso y a menudo durante varias horas seguidas – más si el simracer compite en eventos virtuales de resistencia.
Entonces, ¿Un volante mejor te hace mejor simracer?
No. Tampoco vas a marcar un récord en el momento en el que te subas a un Ferrari o un Porsche en la vida real. Es la práctica continua y el ser capaz de dominar un volante lo que marca la diferencia a la hora de competir en simracing.