El dos veces campeón mundial de Fórmula 1 Max Verstappen no dejará de lado el simracing, pese al desencuentro que tuvo con las 24 Horas de Le Mans Virtuales. De hecho, para este año 2023 modificará su avión privado para incluir un simulador completo. Así lo ha declarado y han recogido varios medios especializados el ex piloto de Fórmula 1 y una de las cabezas principales de Red Bull Racing, Helmut Marko.
Desde hace ya muchos años, Verstappen ha sido un nombre habitual en servidores de muchos juegos, como iRacing. También han aparecido otros pilotos actuales de la Fórmula 1 como Charles Leclerc, Alex Albon, Lando Norris o George Russell, todos ellos provenientes de una misma generación de pilotos jóvenes. Incluso Verstappen y Norris han competido juntos compartiendo coche en carreras de resistencia. Incluso pilotos de generaciones más ‘avanzadas’, como Fernando Alonso, han llegado a competir con simuladores.
El avión privado de Verstappen es un Dassault Falcon 900EX, el cual adquirió a finales de 2020. Desde entonces Verstappen ha conseguido dos campeonatos del mundo, uno muy peleado frente a Lewis Hamilton y el segundo con un amplio margen, sobre todo tras los caos continuos de Ferrari y el bajón de rendimiento de Mercedes ante el poderío de Red Bull y su gran adaptación a la normativa actual.
Algunos han llegado a estipular si Verstappen dejaría más de lado los simuladores y el simracing tras el sinsabor con rFactor 2 – el cual llegó a desinstalar tras el episodio de Le Mans Virtual y Motorsport Games. No obstante, se espera que siga utilizando los simuladores bien a modo de desconexión de las carreras reales o bien como preparación para futuros eventos.
Sobre simuladores en un avión privado
De hecho, no es la primera vez que un piloto de primer nivel utiliza un simulador o un videojuego para practicar mientras marcha en un avión privado. Existe un caso paradigmático cuyo protagonista es nada menos que el nueve veces campeón del mundo de rallyes Sébastien Loeb. El alsaciano, allá por 2005, ya era campeón del mundo de rallyes, pero tenía más ideas y proyectos en mente. Y uno de estos proyectos, uno de estos retos, era las 24 Horas de Le Mans, las cuales quería correr con Pescarolo.
Nada más ganar el Rallye de Turquía de aquel año, Loeb se fue directo a su avión privado. Tan directo que fue al avión privado con el mono puesto aún, sin acudir a la rueda de prensa posterior al rallye. El problema era que, para poder correr en Le Mans, debía dar al menos 10 vueltas en los entrenamientos del domingo 5 de junio, el mismo día en el que terminaba el Rallye de Turquía.
En el avión privado, tuvo una forma interesante de practicar de cara a Le Mans. Tenía a mano una PlayStation 2 con el entonces recién lanzado Gran Turismo 4, el cual incluía tanto el circuito de Le Mans (en su versión de entonces, con y sin chicanes en la recta de Hunaudières) como el Pescarolo-Judd del año anterior. Loeb estuvo practicando en el simulador para así conocer detalles acerca de las curvas del circuito al que se afrontaría poco después.
Una vez se bajó del avión privado, llegó a dar hasta 12 vueltas con el Pescarolo, enfrentándose no solo al circuito de La Sarthe de noche sino también lloviendo con un coche totalmente distinto al Citroën Xsara World Rally Car que utilizó esa misma mañana. Loeb consiguió correr la carrera y estaban rodando quintos (en la era de apogeo de Audi con el R8 LMP) cuando su compañero Soheil Ayari sufrió un accidente fruto de un pinchazo que acabó con abandono. Loeb conseguiría volver a Le Mans en 2006, logrando un segundo puesto absoluto de nuevo con el Pescarolo-Judd C60.