Beatriz Flamini es una deportista de élite, alpinista, escaladora y espeleóloga que ha pasado 500 días aislada en una cueva por voluntad propia. Hace justo un año y cinco meses que decidió comenzar con esta aventura. Desde entonces, ha estado totalmente asilada, sin ningún tipo de contacto con el exterior, y ha conseguido batir el récord mundial de permanencia en una cueva.
El pasado 20 de noviembre de 2021, Flamini decidió entrar en una cueva de la localidad de Gualchos (Granada) para permanecer aislada durante 500 días. Este reto forma parte de un experimento con el que pretenden comrpobar cómo afecta la soledad, el aislamiento y la soledad al ser humano. Ha documentado los 500 días en esa cueva, ha hablado consigo misma, se ha conocido mejor y ha tenido tiempo para leer 60 libros y escribir infinidad de páginas en un diario.
Durante este tiempo ha tenido días buenos y otros no tan buenos. En todo momento tenía un botón del pánico por si decidía poner fin a aquel experimento, aunque ha conseguido aguantar. Recibía a diario comida y bebida a través de un acceso a la propia cueva y ella entregaba grabaciones, aunque sin ningún tipo de contacto con nadie. «Tuvo un bajón anímico a los tres meses, pero decidió seguir adelante con el experimento».
Como es evidente, Flamini perdió la noción del tiempo dentro de esa cueva. No sabe cuanto tiempo ha pasado allí dentro, en la oscuridad absoluta, y fue ayer mismo por la tarde cuando le avisaron de que se habían cumplido los 100 días. Hoy la ha recibido un equipo médico, amigos y familiares y algunos periodistas convocados. Además, todos debían llevar mascarilla para proteger a Bea, tanto del coronavirus como de cualquier otra posible infección.
Durante los últimos 500 días ha vivido en autosuficiencia, hablando consigo misma, conociéndose y aceptándose. «Cuando se retiran todas las distracciones, porque estamos sobreestimulados, el cerebro empieza a funcionar. La autosuficiencia es valerse por una misma, no es supervivencia. Y aprendes exponiéndote. Agradezco una ducha o una calefacción, claro, pero nos han creado demasiadas necesidades», ha contado Beatriz, según recoge MARCA.
Evidentemente, Flamini no tiene constancia de nada de lo que ha pasado en el mundo en el último año y medio. Desconoce la guerra de Ucrania, la inflación, el fallecimiento de Isabel II, que ya no es necesario llevar mascarilla contra el coronavirus, la ruptura entre Gerard Piqué y Shakira, la ‘guerra’ que mantienen y hasta la reciente maternidad por gestación subrogada de Ana Obregón.
Los motivos que llevaron a Flamini a aceptar este experimento social
Beatriz es amante de la escalada y del montañismo. Lleva practicándolo años e incluso ya ha pasado más veces sola y siendo autosuficiente. Hace ya una década dejó atrás su trabajo y su casa para irse a vivir a la montaña.
Es más, tiene un proyecto que recibe el nombre de ‘Mongolia en Solitario’. En abril de 2020 iba a recorrer sola Mongolia de oste a este, pasando por las montañas y cumbres más altas, pero la pandemia lo impidió. Esta vez se ha embarcado en un reto completamente distinto, pero fue ella misma la que se ofreció como voluntaria. ¡Y ha batido un récord mundial!