Los rojiblancos ganan 1-2 al PSG con un gol de Correa en el descuento y con un Jan Oblak que volvió a ser salvador. Los de Luis Enrique se meten en un buen lío.
Una de las primeras cosas que se tienen en cuenta cuando se habla de fútbol es que las estadísticas muchas veces no valen para nada. De no ser así, no habría forma de explicar que el Atlético de Madrid se llevase anoche la victoria en el Parque de los Príncipes. 22 tiros a 4 favorables para el PSG, 71% de posesión de los parisinos y 6 córners más. Y con todo eso, los 3 puntos se van a Madrid.
Salió el Atleti con un once inicial con varias novedades. Gallagher le ganaba el puesto a Koke, Sorloth se quedaba en el banquillo y repetía titularidad Giuliano después de marcar el domingo. Por parte de los locales, Luis Enrique salió con lo esperado excepto la sorpresa de poner a Marco Asensio como falso 9.
Salieron los de Simeone a esperar el gol del PSG, o eso parecía por la forma en la que estaban jugando. No conseguían tener el balón y solo se podían centrar en parar a Barcola y Dembélé. Este último dio un recital de regates por una banda derecha que no podían sostener ni Javi Galán ni Lenglet.
En el minuto 13, Nahuel Molina le dio un pase muy comprometido a Lenglet, quien se hizo un lío con el balón y regaló el primer gol a Zaire-Emery, que definió con una sangre fría envidiable.
Todo apuntaba a noche trágica para el Atleti
Parecía que el milagro de París iba a ser no encajar más de 5 goles después de lo que se estaba viendo en el campo. Pero solo cuatro minutos después, en una de las primeras jugadas que pudieron cocinar los rojiblancos llegó el empate por medio del propio Molina, que puso el balón imposible para Donnarumma. El argentino, muy cuestionado en las últimas semanas, acabó siendo elegido como MVP del partido.
El PSG siguió dominando el partido pero ya no llegaba con tanto peligro, y si lo hacía eran por regalos inexplicables que hacían los colchoneros. Por su parte, al Atleti le costaba muchísimo salir con el balón y tenía que mandarla arriba a un Julián Alvarez al que no le faltaron kilómetros ni garra, pero poco podía hacer solo ante la defensa parisina.
Los primeros minutos de la segunda parte dejaron ver a un Atlético de Madrid más suelto, pero duró poco y enseguida el PSG volvió a tomar el control del balón con un Vitinha incansable. En el minuto 60 Simeone hizo un triple cambio para intentar frenar a los parisinos, especialmente a Dembélé que estaba siendo una completa pesadilla para Galán. Salieron Koke, Reinildo y Roro Riquelme. No cambió mucho el panorama excepto por un par de contras por medio de Riquelme que no llegaron a buen puerto.
EL equipo francés siguió avasallando a los visitantes de una manera parecida al partido de Munich en 2016 o de Liverpool en 2020. Pero esos dos partidos, al igual que este, tuvieron algo en común, el Atletico supo sufrir y esperar su momento para lograr algo parecido a un milagro. Bueno, y también tener enchufado a un Jan Oblak salvador en los momentos más críticos.
Después de innumerables ocasiones falladas por Barcola, Marquinhos, Achraf… que estaban haciendo que los aficionados rojiblancos estuviesen pidiendo el final, llegó lo impensable. En el minuto 93, Oblak cogió un centro y sacó rápido para Griezmann, que controló los tiempos y en uno de sus únicos pases acertados del partido entregó para Correa, que se suele convertir en héroe cuando sale desde el banquillo. El argentino recortó para tirar con su pierna mala y el balón entró con un poquito de ayuda de Donnarumma. De esta manera, los de Simeone conseguían lo que parecía imposible, el milagro de París.
Esta victoria da vida a los rojiblancos y les deja en el puesto 24 con seis puntos, mientras que el PSG se encuentra fuera de los puestos de playoffs y con rivales pendientes como el Bayern de Múnich o el Manchester City.